jueves, 31 de enero de 2013

¿Alguna vez has tenido o tienes, sentimientos de culpa?



No se si será por que no siempre estamos como es lógico los mismos en terapia, hay gente nueva, otros ya no están en el grupo, y otros faltamos por algún motivo un día u otro. El caso es que el miércoles hablamos otra vez sobre los sentimientos de culpa, y para mi sorpresa casi todos los que intervinieron fue para decir que no. En otras ocasiones que hemos tocado este tema las opiniones han estado más repartidas, tanto en enfermos como en familiares.
Como ya he expuesto en otras ocasiones, yo si he tenido fuertes sentimientos de culpa, sobre todo después de sus recaídas. Pensando racionalmente, ahora con la experiencia acumulada a través de todos estos años de asistir a las terapias y ver tantos casos distintos, esos sentimientos están prácticamente olvidados y asumidos como una serie de circunstancias que condujeron a ese desenlace, y nada más. Ninguno de los dos pretendimos que eso fuese así, pero sucedió y por mucho que nos preocupemos no se soluciona nada.
Ahora, que estén prácticamente olvidados, no quiere decir que no hayan existido y que no me hayan hecho pasar malos ratos, como digo sobre todo después de las recaídas, cuando no hacia más que preguntarme, porqué no lo había detectado a tiempo, si supuestamente estaba controlando la situación, y sus métodos para las recaídas eran prácticamente los mismos y con una frecuencia más o menos aproximada ¿Porqué no estaba más atento si cabe, a esas mismas situaciones y en esas mismas fechas?
Me contesto a mi mismo que seguramente no me hubiese servido de nada, porque de estar más atento ella habría cambiado de método, pero algunas veces me digo ¿Realmente crees eso, o solo lo piensas para disculparte?
Por eso me resulta tan extraño que hasta los más nuevos lo tengan tan claro, bueno mejor para ellos.
Hasta pronto.

martes, 29 de enero de 2013

¿Cómo es la vida sin juego?



Tras un periodo más o menos largo de inquietudes y peripecias a causa del juego, cuando un ludópata es consciente de la enfermedad que padece y decide poner remedio, la vida cambia completamente, no solo para el o ella, sino para todos que les rodean.
Esto no quiere decir que las cosas mejoren de la noche a la mañana. Dependiendo del descalabro tanto económico como emocional, que el ludópata haya generado en él y en su entorno, las cosas se irán asentando gradualmente a su rehabilitación.
La generación de una confianza hacia el o ella, por parte de la familia y demás sociedad que haya resultado dañada en su periodo de actividad, es lenta y algunas veces extremadamente difícil, sobre todo si se tiene alguna recaída, pero poco a poco se llega a establecer una digamos, más que aceptable armonía entre las partes.
Desde luego y con un cambio de conducta positivo, lo que primero se detecta es un clima mucho más cordial en el trato diario con el/la ludópata. Su nivel de implicación y concentración en sus relaciones personales y laborales, se ven multiplicadas al no tener que dividir su tiempo y pensamiento, en el juego y todo lo que ello implica, como la consecución de dinero y tiempo para una nueva sesión de juego.
Su carácter se torna más ameno, lo que hace que la convivencia sea mucho más fácil que lo acostumbrado un tiempo atrás, seguramente surgirán nuevas discusiones y reyertas, pero por norma general, serán las normales en cualquier tipo de convivencia.
Desde luego, después del infierno vivido por todos, sin ningún tipo de duda, es lo más parecido a una vida feliz.
Hasta pronto.

jueves, 24 de enero de 2013

Cerrar puertas.



Cuando empezamos a tratar una ludopatía, todos sabemos que algo tenemos que hacer para cambiar la situación, pero unas veces por desconocer el que o el como, y otras por reparos por no herir sentimientos (¡Ya ves tu! Con la que se tiene encima, nos permitimos ponernos tiquismiquis) dejamos pasar el tiempo sin hacer nada.
Al entrar en una asociación, o a poco que se busque en los foros de internet, encontramos unas pautas a seguir:

  • Llevar el dinero indispensable.
  • No entrar en sitios donde se juegue.
  • Decirlo y dialogar con otras personas que nos puedan ayudar.
  • Cambio de hábitos y costumbres.
  • Informarnos de nuestra enfermedad y conocerla para poder combatirla mejor.

Y un largo etcétera. Pero como digo siempre buscamos los tres pies al gato con tal de poner pegas y hacer lo que queremos, en lugar de lo que más nos conviene, porque compañeros, las dos cosas no siempre van unidas, y cuando decimos:

  • Quiero llevar más dinero por si acaso.
  • Si yo solo entro, para saludar a mis amigos.
  • No lo digo por si luego me rechazan.
  • Es que yo tengo mi vida hecha y no la voy a cambiar ahora.
  • ¡Si ya lo se todo! a mi que me van a contar “estos”

El mensaje que realmente estamos dando a los demás, es que no sabemos de qué va el tema y que si estamos haciendo algo es porque nos obligan a ello pero nada más.
Cuando comprendemos y aceptamos las normas, las cumplimos y estamos dispuestos a hacer lo necesario para dejar el juego fuera de nuestras vidas, estamos cerrando puertas a una posible recaída, pero a la vez las estamos abriendo a una buena rehabilitación y a una vida digna.
Debemos ser conscientes que estas normas a medida que vayamos progresando en la rehabilitación, también se irán modificando. Cuando sepamos valorar el dinero, podremos manejarle. Cuando sepamos controlarnos podremos entrar en los bares para saludar a quien nos plazca o tomar algo. Sabremos a quien decir lo que nos ocurre, si nos parece conveniente y no por su rechazo si se diera el caso, se hundiría nuestra fe en nosotros mismos. No nos importara cambiar lo que sea, porque sabremos que es lo mejor para nosotros. Y día a día aprenderemos cosas nuevas de los demás, al igual que ellos de nosotros.
Pero eso, solo lo da el trabajo bien hecho y el tiempo, querer correr más de la cuenta tan solo nos perjudicara a todos.
Hasta pronto.

domingo, 20 de enero de 2013

Normas de conducta.




La importancia de las normas de conducta viene dada en que son el pilar en que se basa la rehabilitación.
Cuando por el motivo que sea, se empiezan a dejar de lado algunas o cambiar lo que no nos interese de otras, la rehabilitación, empieza a resquebrajarse, pequeñas grietas que poco a poco van minando una buena recuperación.
Una de esas grietas suele ser la de llevar más dinero del preciso para tener cubiertas las necesidades reales, sin contar con los por si acaso, ni nada por el estilo. Sea por el motivo que sea y aunque en principio parezca justificado, en la primera parte de la rehabilitación, no se debe llevar más de lo imprescindible, lo contrario es tentar a la suerte y ya sabemos donde nos ha conducido nuestra suerte.
Otra pudiera ser la poca asistencia a las terapias o reuniones de grupo, nos empecinamos en no querer reconocer que es la mejor medicina para esta enfermedad, no la única por supuesto, también están los especialistas, la familia y entorno, internet, libros, y otras cuantas opciones, pero a mi entender estas son complementarias de la primera, salvo que no existan asociaciones a las que poder acudir, en cuyo caso el papel de estas últimas pasaría a ser esencial. El caso es que después de cierto tiempo acudiendo a las reuniones, si todo marcha más o menos bien, tendemos a confiarnos en demasía y empezamos a poner cada vez más excusas a la hora de acudir, por lo que el riesgo de recaída aumenta exponencialmente.
También se suelen minimizar las consecuencias de acudir a lugares donde haya juego e incluso jugar a juegos sustitutorios, un ludópata no debe entrar solo en este tipo de lugares hasta no tener el suficiente rodaje o experiencia para saber marcar la diferencia entre, ir al bar a tomar algo o leer la prensa, y entrar en un bar con la disculpa de tomar algo, para estar en ese ambiente tan familiar para el o ella, y que a la mínima oportunidad le lleve a caer una vez más. En cuanto a los juegos sustitutorios, debemos saber distinguir entre el juego de azar, al que no se podrá volver a jugar nunca, y el juego de habilidad, al que dedicándole un tiempo prudencial no debería causarnos problemas, de todas formas estos tampoco  son recomendables en las primeras fases de la rehabilitación y mucho menos en solitario o fuera de control.
De esta manera podríamos repasar todas y cada una de las normas. Tenemos que aprender cumplirlas tal y como son, ya que haciéndolas a nuestro gusto perderían prácticamente toda su efectividad.
Las normas no están redactadas de esta manera por capricho, si no por la experiencia aportada por otros muchos ludópatas rehabilitados y por estudios realizados por diversos especialistas en la materia.
El familiar también debe conocer y comprender las mismas normas, de otra forma seria imposible el control del enfermo por su parte, y debe ser consciente que si en algún momento ve flaquear al enfermo, es misión suya ser fuerte y hacer que este vuelva a retomar un buen uso de las mismas, de no hacerlo así debería apartarse y dejar que otra persona con más ganas o carácter ocupase ese puesto.
Hasta pronto.

jueves, 17 de enero de 2013

Chantaje emocional.



Tema difícil, (como la mayoría por otra parte) complicado para ponerse de acuerdo en conjunto, pues si bien es verdad que en algunos aspectos puede haber consenso, lo cierto es que a medida que se profundiza un poco siempre salen ciertas excepciones que tal vez no lo sean tanto.
La verdad es que para toparse con la práctica del chantaje emocional, no es necesario entrar en el tema de la ludopatía, pues en la vida en general se da con más frecuencia de lo que parece. Desde nuestra más tierna infancia aprendemos a convivir con ello, véase cuando para obligar a que nuestros hijos hagan los deberes del colé les decimos "si no haces los deberes te castigo con esto o lo otro" y también en el sentido contrario "si haces bien los deberes te compro esto o lo otro" y por parte de los propios niños tampoco van a la zaga "si apruebo el examen me llevas al cine, o me compras tal o cual."
De esta manera aprendemos a utilizar el chantaje a nuestro antojo y por supuesto para beneficio nuestro.
Esta practica como no podía ser de otra manera también se encuentra en la ludopatía, y a pesar que se dice que los ludópatas son unos maestros en el arte del chantaje emocional (cosa que no dudo) los familiares tampoco nos quedamos atrás. Yo al menos debo confesar que lo he utilizado en ciertas ocasiones y como todo aquel que lo utiliza siempre con motivos más que sobrados (desde mi punto de vista, claro.) Cuando decía a mi esposa ¡Si no vas a la asociación, hasta aquí hemos llegado! o también ¡al final, como sigas así tendré que ir con tus hijos a visitarte a la cárcel! Si, ya se que nunca debí decir cosas así, pero la verdad es que lo hice y algunas peores aún, y es que la desesperación es lo que tiene, cuando no ves una salida te agarras a cualquier cosa con tal de hacer entender a la otra persona que ya esta bien, que estas harto de aguantar que necesitas ver algún tipo de cambio en el o ella, y que por lo tanto estas dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de conseguirlo.
Supongo que por parte del enfermo, y mientras este no asuma que lo es, cuando lo utiliza, es por no encontrar tampoco otra salida para conseguir sus fines. Otra cosa distinta es cuando llevando un tiempo en rehabilitación se escuda en su enfermedad para, digamos dar cierta pena y que no se le tengan en cuenta ciertos tipos de conducta.
Hasta pronto.

jueves, 10 de enero de 2013

Aprender a valorar el dinero.




Independientemente que con anterioridad a la ludopatía se supiese valorar más o menos el dinero, una vez en ella se pierde toda objetividad con el. Se le suele ver como mero instrumento para poder jugar más o menos tiempo, sin darle el valor real que tiene, y un uso adecuado a lo realmente prioritario en nuestra vida.
¿Por qué ocurre esto? Porque para el ludópata el juego pasa a ser su mayor prioridad, en algunos casos la única. Y como el dinero es imprescindible para tal fin, este pasa a ser valorado en relación a lo que cuesta una apuesta.
Es por ello, que en los comienzos de la rehabilitación, el ludópata no debe disponer más de lo estrictamente necesario y siempre bajo un estricto control de quien le haga el seguimiento o control de su rehabilitación.
Generalmente están acostumbrados a llevar una cantidad elevada de dinero con las más variopintas disculpas, entre ellas suele destacar el "por si acaso" aunque estén más que convencidos donde acabara ese dinero. Por eso, cuando se les pide un control, no suele ser bien aceptado, pero poco a poco se adaptan a la nueva situación y después de un tiempo vuelven a saber para que es necesario realmente el dinero.
A medida que la adaptación y la rehabilitación en general van avanzando en positivo, el ludópata debe irse integrando en la gestión de su economía, y la familiar si se diera el caso. Por supuesto esto tiene que ser después de un tiempo de adaptación suficiente, nunca precipitarse por ansiedad o deseo de demostrar algo a los demás, lo importante es ir lo más seguro posible para evitar tropiezos innecesarios que alargarían el proceso de rehabilitación del enfermo y de desconfianza por parte de la persona que lleve el seguimiento.
Hasta pronto.

jueves, 3 de enero de 2013

Cómo hacer frente a una recaída.



Para no repetirme mucho me gustaría que le echarais una ojeada a este tema en el foro
http://hablemosdeludopatia.foroactivo.com/t8-como-hacer-frente-a-una-recaida

Lamentablemente un compañero a vuelto a recaer, y después de que leáis el comentario del foro comprenderéis, el porque en este caso en concreto yo opino que más que una caída o recaída, simplemente a sido un nuevo episodio de juego, puesto que realmente nunca a dejado de jugar y tan solo se ha mantenido apartado del juego mientras no a tenido posibilidad de realizarlo por estar más o menos controlado.
Y es que una vez más no nos tomamos la enfermedad en serio, tan solo cuando después de una caída por parte del enfermo o de tener conocimiento de ella por parte del familiar o acompañante, intentamos cumplir con las medidas preventivas, pero como su propio nombre indica estas son para prevenir y no para reparar después de sufrida la caída. Cuando una y otra vez se insiste en que no se debe faltar a las terapias de grupo y mucho menos al principio es por cosas como esta, es porque si en algún sitio nos podemos descargar de tensión contando a los demás como nos sentimos, que pensamientos pasan por nuestra mente, porqué pensamos de una forma u otra, que queremos, que esperamos de los demás, cómo hacemos esto o lo otro, en fin todos esos temas que son en definitiva lo que realmente debería preocuparnos para poder mejorar ese lugar sin duda son las terapias de grupo.
El intentar convencer con razonamientos a una persona que padece una enfermedad, que se basa precisamente en la perdida del control a poder razonar sus actos, y que se mueve por impulsos incontrolados, puede llegar a ser frustrante tanto para esa persona como para quien lo intenta. En un principio al menos, las normas deben ser cumplidas si o si, sin disculpas que más tarde nos lleven a lamentaciones, más adelante y con nuevos hábitos y costumbres, las cosas se ven de distinta manera y todo se vuelve más fácil, lo que al principio nos parecía un esfuerzo agotador se torna en algo natural y llevadero, que tan solo precisa del mantenimiento que da su propia puesta en practica.
Hasta pronto.