Ayer miércoles, tuvimos la primera terapia en la asociación después
de las vacaciones, el regreso en cuanto a recaídas se refiere, fue desastroso.
Tres compañeros nos dijeron haber recaído durante el mes y
medio en que no hay terapias en la asociación; y digo bien, “mientras no hay
terapias” puesto que recordemos que en realidad la asociación no cierra nunca.
De hecho en ese mismo tiempo se han realizado siete nuevas acogidas, lo cual
deja claro, que quien quiere ponerse en contacto con la asociación, o con
cualquiera de sus integrantes en particular, siempre puede hacerlo vía telefónica
o Web.
De estas tres recaídas, dos de ellas han sido por parte de
compañeros que llevan tan solo unos meses en la asociación y que o bien, porque
se han confiado en exceso tanto ellos como sus familiares, o por no tomarse su
situación en serio a pesar de ser extremadamente delicada, lo cierto es que las
tentaciones y este mes y medio de vacaciones sin terapia, han podido con ellos.
La tercera sin embargo, ha sido por parte de un compañero que está con nosotros
desde hace unos cuatro años, en los que a mi forma de ver creo que no ha
terminado de integrarse y adaptarse tanto a la asociación, como a lo que
implica ser ludópata y la serie de medidas preventivas que se tienen que
seguir, para una correcta rehabilitación. Espero no tarde en darse cuenta y en
ponerle remedio y por supuesto, que sepa que puede contar con todos nosotros
para ello.
Estamos de acuerdo que en la rehabilitación, lo que se busca
y pretende es que la persona que haya caído en las garras de una adicción (en
este caso ludopatía)
pueda volver a ser capaz de regir su vida de forma autónoma,
con la única restricción del juego. Pero para conseguir eso es imprescindible
seguir una serie de normas, sin tratar de adaptarlas a nuestro parecer y
capricho; una cosa es adaptarlas por necesidad y otra muy distinta, porque sí.
Pongamos por ejemplo, la medida preventiva de no entrar solos
(donde “solos” se refiere, sin la compañía de alguien que sepa de nuestra
enfermedad) en lugares donde haya juego, ya sea a tomar un café, leer el periódico,
o comprar el pan ¡Anda que no hay lugares donde comprar el pan, que no sean un
kiosco donde sellen quinielas y primitivas! Entrar en el bar a tomar un café
sin compañía, puede perfectamente suplirse; en cambio estar trabajando de
camarero en un bar o cafetería, es una cuestión distinta y supongo que todos sabéis
a lo que me refiero, se trata de poner intención y ganas en salir del juego y
no tan solo dejarse llevar por los acontecimientos.
Otro compañero (familiar en este caso) nos comunicó, que tanto
él como el enfermo a quien acompaña, ponían fin a su etapa entre nosotros por
pura saturación. Debido a las constantes recaídas y a la existencia de otro
problema añadido, han decidido probar en otra asociación y ver si el cambio,
produce el resultado positivo tan buscado y deseado. Desde aquí, les mando mis
mejores deseos para ellos y espero por su bien, tanto a nivel individual como
en común; que consigan encontrar por fin el camino.
¡ÁNIMO COMPAÑEROS!
¡ÁNIMO COMPAÑEROS!
Tan solo me resta por decir en esta ocasión, que espero que
los nuevos compañeros, que ayer tuvieron su primera terapia, sacasen alguna conclusión
positiva de ella; como por ejemplo, que la ludopatía no es para tomársela a
broma y que dos de sus mayores enemigos son, el exceso de confianza y la
dejadez en el seguimiento de las medidas preventivas; que son en su conjunto, el
único tratamiento efectivo para conseguir una rehabilitación duradera, no un
mero periodo más o menos largo de abstinencia.
Hasta pronto.
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