jueves, 25 de abril de 2013

Ya estamos en una asociación........... ¿Y ahora qué?


Al empezar en una asociación o grupo, como es lógico se desconocen sus normas, cómo funciona en la practica y sobre todo se tiene una sensación de rareza y de “veremos a ver que tal”.
En un primer contacto con la asociación, algunos de sus miembros con cierto tiempo y experiencia nos hacen  “la acogida” que no es otra cosa que escuchar los problemas que tiene la persona o personas que acuden solicitando información, tratando de aclarar a grosso modo que es la ludopatía y como funciona la asociación, si se deciden a integrarse en el grupo se rellena una pequeña ficha con sus datos y en la próxima reunión del grupo o terapia ya puede o pueden participar como cualquier otro miembro más, en los primeros días de pertenencia tienen una reunión con el psicólogo para evaluar su caso de manera individual , ver si se tiene que tomar alguna medida en particular, y desarrollar los primeros acuerdos para la correcta convivencia entre enfermo y su entorno.

Desde la primera terapia oyes decir a los demás y sobre todo a quienes las están moderando, que preguntes todo lo que quieras saber al respecto, todo lo que te preocupe, inquiete, intrigue… todo, no te vallas a casa con la duda porque eso será algo que no deje que te tranquilices y puedas hacer las cosas bien, (pensando debería haber dicho esto o lo otro, o preguntado esto o eso otro, que me está rondando la mente) pero el temor a hablar en publico, a contar nuestras intimidades a gente totalmente desconocida, a que pensarán de mí si cuento algo tan terrible como lo que me sucede o lo que e hecho, el ser incapaces en definitiva a abrirnos de forma totalmente integra y sincera, impide en muchas ocasiones que aprovechemos completamente las reuniones desde el principio de nuestra asistencia a ellas, por eso cuando gente recién llegada se limita a escuchar sin intervenir y que cuando se les pregunta directamente se limitan a simples palabras como si, no, bien…, o “prefiero escuchar a los demás para aprender antes de hablar de mi mismo”, cometen un error mayúsculo, pues quien sabe si lo que a ti te preocupa en ese preciso momento se tratará en breve o tendrás que esperar varias sesiones para ello, además con el siguiente añadido, la enfermedad es la misma para todos pero las características y situación de cada uno son distintas, por lo que en algunas ocasiones si tan solo nos limitamos a recoger lo que se dice a otros, es posible que a nosotros no solo no nos funcione, sino que nos sea contraproducente y entonces cometamos el error de pensar que a nosotros la asociación no nos sirve de nada, cuando la realidad es que no la hemos pedido que nos sirva.
Dándose el caso en algunas ocasiones, de que tras varios días de observar el moderador de terapia que alguien no participa de forma activa, al pregúntale más profunda o insistentemente, cuando de primeras a dicho que está todo correcto, salen a la luz verdaderas tragedias tanto personales como familiares. Más tarde o en casa, uno se da cuenta de que después de haberlo hablado se está más tranquilo, o al menos mejor informado de los distintos pasos a seguir para poder solucionarlo, pensado en el porqué no lo habremos consultado o dicho antes, resulta que lo que nos parecía un “mundo” tenia una fácil solución, o se nos previene de algo en lo que hasta ese momento no habíamos pensado, dejando hasta entonces una puerta peligrosa sin cerrar.

Debemos tomar consciencia lo antes posible, tanto enfermos como familiares, que la asociación es una herramienta magnifica siempre a nuestra disposición, para ayudarnos tanto en la rehabilitación de la enfermedad propiamente dicha, como en la rehabilitación familiar que suele llegar a ella totalmente destrozada, pero que al igual que cualquier otro tipo de herramienta es totalmente inútil si nosotros mismos, no hacemos un uso apropiado de ella.
Hasta pronto.

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