viernes, 5 de abril de 2013

Valoración del dinero.


Un rasgo en común de muchos ludópatas, es la poca valoración que siempre han tenido del dinero incluso antes de empezar a jugar, moviéndose por impulsos. ¿Qué veían algo les gustaba? Pues si tenían dinero rápidamente lo compraban, sin pararse a pensar si realmente les podría ser útil o no, o si se lo podían permitir, sencillamente no se paraban a ver si lo necesitaban.
Curiosamente y a pesar de la poca valoración dada al dinero, sentían la necesidad de llevar encima la mayor cantidad posible, hasta el punto de no saber salir a la calle sin el dinero suficiente para poder hacer frente a cualquier imprevisto, porqué claro si se encontraban con alguien ¿Cómo no iban a invitarle a algo? Eso era algo impensable, de hecho siempre eran los primeros en pagar, dar una propina, o hacer un obsequio.
Al empezar a tontear con el juego la cosa estaba clara, cuanto más dinero más tiempo de diversión y más posibilidades de conseguir un premio. Al ir aumentando las perdidas mayor necesidad de dinero para intentar recuperar lo perdido, pero no por el dinero en si mismo ya que a menudo al conseguir el premio, este volvía a desaparecer en ese mismo sitio o en otro parecido y no muy lejano.
En ese tiempo y ya enganchados al juego sin poder evitar la adición, escatimaban gastos en otras cosas incluso aunque fuesen necesarias, como en alimentación, ropa y aseo, y suprimían todos los caprichos o hobbys cómo vacaciones, viajes o deportes, si ello implicaba gasto. Todo su dinero era destinado al juego, cuando ese dinero era escaso o sencillamente no disponían de él, hacían TODO lo que fuese necesario para conseguirlo, sin importar las consecuencias.
Una vez tomada la decisión de dejar el juego, verse en la necesidad de salir a la calle con el dinero justo y tener que justificar hasta el último céntimo de esa pequeña cantidad, es algo que les cuesta mucho aceptar, no parando de poner pegas a tal medida con las consabidas frases “Y si…” “Por si…”
La fase de “y si me encuentro con alguien, y de por si necesito algo” en la mayoría de los casos va remitiendo ha medida que el tiempo y la realización de las normas de conducta se van cumpliendo adecuadamente, pero en algunos casos parece no tener fin, la obsesión por el dinero es tal, que evita que la rehabilitación se lleve a cavo quedando estancado en una abstinencia permanente, si tiene dinero vuelve a las andadas dejando de cumplir las normas aunque de momento no juegue, y si no lo tiene es incapaz de centrarse en lo demás, creando un circulo que no puede o quiere romper.
Aunque como digo no es lo habitual, lo normal es que cuando se ingresa en alguna asociación o grupo de autoayuda, y después de un tiempo de adaptación o abstinencia, se inicie la rehabilitación dando paso a un cambio total en la valoración del dinero, aprendiendo para que se le quiere y dando prioridades a lo realmente necesario. Justo en ese momento se empieza a ver una luz de esperanza en el horizonte y la posibilidad de una rehabilitación completa.
Hasta pronto.

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