jueves, 8 de agosto de 2013

Miedo constante a una recaída.


Debemos concienciarnos de la posibilidad de una recaída, pero no debemos obsesionarnos con esa posibilidad, ya que de hacerlo, ese miedo frenaría la rehabilitación.
Tanto el enfermo como el familiar en los primeros tiempos de rehabilitación se sienten agobiados ante la posibilidad de una recaída. En algunos casos precisamente esa presión es la que lleva al ludópata a recaer y al familiar a un interrogatorio constante al enfermo que a la postre tiene las mismas consecuencias anteriores, sentimiento de agobio, discusiones perfectamente evitables y recaída.
Entrar en esa espiral es algo que se tiene que aprender a evitar, por medio de la asistencia a terapias de grupo y con el seguimiento de las medidas preventivas. Dos pilares fundamentales para una rehabilitación correcta.
Un exceso de celo, puede llegar a ser tan peligroso como una pasividad absoluta, la posibilidad de recaída es algo que siempre estará ahí, pero que se debe valorar en su justa medida, acorde a cada situación y momento de la rehabilitación.
Hasta pronto.

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