Cuando hablamos de un cambio en los hábitos y costumbres
como medida necesaria para una buena rehabilitación del ludópata, quienes
pretendemos brindarles nuestro apoyo y ayudarles en su rehabilitación, no debemos
cometer el error de pensar que solo el enfermo debe poner de su parte.
Existen muchas cosas en las que los familiares pueden
intervenir activamente, para canalizar esa ayuda sin centrarse solamente en el
control económico y social del ludópata, algo que ya de por sí, conlleva
cambios por parte del familiar. Una de esas cosas, es evitar en lo posible la
práctica de cualquier actividad relacionada con el juego de azar y las apuestas,
delante del ludópata incluyendo en ello, comentarios acerca de nuestra
actividad en lo referente al juego, o en que emplearíamos las ganancias de un hipotético
premio. ¿Por qué es beneficiosa una actitud así por parte del familiar? Porque con
ella está expresando su solidaridad con el enfermo, a la hora de no estimular en
el enfermo, su mente fantasiosa (característica común en muchos ludópatas), a
la vez que no provocarle cierta envidia con una actividad que ha quedado fuera
de su alcance.
Es cierto que en la sociedad actual, todos vivimos rodeados por
el juego en nuestra vida cotidiana, esto es así y por desgracia la tendencia es
a más, no estando en manos de una persona en particular poder evitarlo, a menos
que se encierre en una habitación oscura, sin comunicación alguna con el
exterior. Pero también es cierto que si las opciones personales que tenemos, no
las aprovechamos por pequeñas que puedan parecer a priori, no estaremos
haciendo correctamente lo que en principio nos habíamos propuesto, como es el
ayudar y estimular a nuestros seres queridos, en su rehabilitación de la
ludopatía.
Hasta pronto.
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