jueves, 19 de junio de 2014


Tema libre.

Ayer miércoles Tuvimos tema de terapia libre y por lo tanto hablamos de varias cosas, pero en especial de dos:

·        La importancia de la concienciación por parte del enfermo, de que las medidas preventivas
están “para algo” y “por algo”. “Para algo”, como el cerrar puertas de acceso al juego, por medio del control del dinero, también del tiempo que antes se empleaba en el juego y con la sinceridad hacía las personas de nuestro entorno que puedan prestarnos ayuda y apoyo, aunque tan solo sea a la hora evitar poder jugar delante de ellos y que de paso nos induzcan al enfermo con invitaciones hacia el juego. Y “por algo”, por todo el cumulo de experiencias vividas por los ludópatas y familiares que han pasado por las múltiples asociaciones repartidas por el mundo y los diversos estudios realizados por profesionales de la medicina psicológica, que desde hace muchos años vienen compartiendo sus experiencias los unos y estudios los otros, para tratar de encontrar la mejor manera para mantener al ludópata en una inactividad absoluta en la práctica del juego, por mucho que vivamos rodeados por él en nuestra vida cotidiana.
·        La importancia de la participación del familiar, en la rehabilitación del enfermo.
Si bien es verdad que es el enfermo, quien tiene en su mano la posibilidad del éxito o del fracaso en la rehabilitación, el familiar también puede jugar un papel muy importante en dicha rehabilitación, para bien o para mal. Motivando y alentando el trabajo realizado, o por el contrario poniendo trabas continuas al enfermo por medio de reproches y actuaciones indebidas por su parte si es que realmente pretende ayudar y apoyar al enfermo; para ello claro está, resulta indispensable que el enfermo acepte de buen grado esa ayuda.


Buena parte del éxito o fracaso en la rehabilitación, depende de esos dos pasos y cuanto antes se llegue a comprenderlo antes se pasará de la simple abstinencia a una verdadera rehabilitación. Otra buena parte de culpa en cómo vaya la rehabilitación, la motivan los prejuicios sociales, algo a lo que se resta importancia en ocasiones cuando se habla de ello, pero que en realidad marca mucho la trayectoria en todo el proceso, el miedo al qué dirán y al qué pensarán de mí, a que me puedan perjudicar si digo o hago, esto o aquello otro; hace que en ocasiones no se cumplan las medidas preventivas en su totalidad y tal y como son, eludiendo algunas de ellas o modificándolas a nuestro antojo para evitarnos situaciones “incomodas” que sin embargo de haber llevado a cabo hubiesen podido evitar, tentaciones e incluso alguna recaída.

No me gustaría cerrar este comentario sin mandar un mensaje de ánimo a un compañero, que nos comunicó ayer que si bien no ha recaído en el juego, si lo ha hecho en otra adicción que padece, bueno, más bien,… que en realidad nunca la detuvo del todo, “picoteando” en ella de vez en cuando. Motivo por el cual se sentía muy estresado y agobiado, al mantener cada vez más la conciencia intranquila, por su falta de sinceridad ante las preguntas de compañeros de asociación, cuando se interesaban por su estado de salud y anímico, mintiendo a todos, familiares incluidos para poder seguir manteniendo oculta su actuación ante esa otra adicción.
¡¡¡Compañero, ánimo y sigue adelante con tu decisión de tratarte también tu otra adicción!!! Pero tomate las cosas en serio, por tu salud emocional y física.

Hasta pronto.

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