jueves, 24 de enero de 2013

Cerrar puertas.



Cuando empezamos a tratar una ludopatía, todos sabemos que algo tenemos que hacer para cambiar la situación, pero unas veces por desconocer el que o el como, y otras por reparos por no herir sentimientos (¡Ya ves tu! Con la que se tiene encima, nos permitimos ponernos tiquismiquis) dejamos pasar el tiempo sin hacer nada.
Al entrar en una asociación, o a poco que se busque en los foros de internet, encontramos unas pautas a seguir:

  • Llevar el dinero indispensable.
  • No entrar en sitios donde se juegue.
  • Decirlo y dialogar con otras personas que nos puedan ayudar.
  • Cambio de hábitos y costumbres.
  • Informarnos de nuestra enfermedad y conocerla para poder combatirla mejor.

Y un largo etcétera. Pero como digo siempre buscamos los tres pies al gato con tal de poner pegas y hacer lo que queremos, en lugar de lo que más nos conviene, porque compañeros, las dos cosas no siempre van unidas, y cuando decimos:

  • Quiero llevar más dinero por si acaso.
  • Si yo solo entro, para saludar a mis amigos.
  • No lo digo por si luego me rechazan.
  • Es que yo tengo mi vida hecha y no la voy a cambiar ahora.
  • ¡Si ya lo se todo! a mi que me van a contar “estos”

El mensaje que realmente estamos dando a los demás, es que no sabemos de qué va el tema y que si estamos haciendo algo es porque nos obligan a ello pero nada más.
Cuando comprendemos y aceptamos las normas, las cumplimos y estamos dispuestos a hacer lo necesario para dejar el juego fuera de nuestras vidas, estamos cerrando puertas a una posible recaída, pero a la vez las estamos abriendo a una buena rehabilitación y a una vida digna.
Debemos ser conscientes que estas normas a medida que vayamos progresando en la rehabilitación, también se irán modificando. Cuando sepamos valorar el dinero, podremos manejarle. Cuando sepamos controlarnos podremos entrar en los bares para saludar a quien nos plazca o tomar algo. Sabremos a quien decir lo que nos ocurre, si nos parece conveniente y no por su rechazo si se diera el caso, se hundiría nuestra fe en nosotros mismos. No nos importara cambiar lo que sea, porque sabremos que es lo mejor para nosotros. Y día a día aprenderemos cosas nuevas de los demás, al igual que ellos de nosotros.
Pero eso, solo lo da el trabajo bien hecho y el tiempo, querer correr más de la cuenta tan solo nos perjudicara a todos.
Hasta pronto.

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