domingo, 20 de enero de 2013

Normas de conducta.




La importancia de las normas de conducta viene dada en que son el pilar en que se basa la rehabilitación.
Cuando por el motivo que sea, se empiezan a dejar de lado algunas o cambiar lo que no nos interese de otras, la rehabilitación, empieza a resquebrajarse, pequeñas grietas que poco a poco van minando una buena recuperación.
Una de esas grietas suele ser la de llevar más dinero del preciso para tener cubiertas las necesidades reales, sin contar con los por si acaso, ni nada por el estilo. Sea por el motivo que sea y aunque en principio parezca justificado, en la primera parte de la rehabilitación, no se debe llevar más de lo imprescindible, lo contrario es tentar a la suerte y ya sabemos donde nos ha conducido nuestra suerte.
Otra pudiera ser la poca asistencia a las terapias o reuniones de grupo, nos empecinamos en no querer reconocer que es la mejor medicina para esta enfermedad, no la única por supuesto, también están los especialistas, la familia y entorno, internet, libros, y otras cuantas opciones, pero a mi entender estas son complementarias de la primera, salvo que no existan asociaciones a las que poder acudir, en cuyo caso el papel de estas últimas pasaría a ser esencial. El caso es que después de cierto tiempo acudiendo a las reuniones, si todo marcha más o menos bien, tendemos a confiarnos en demasía y empezamos a poner cada vez más excusas a la hora de acudir, por lo que el riesgo de recaída aumenta exponencialmente.
También se suelen minimizar las consecuencias de acudir a lugares donde haya juego e incluso jugar a juegos sustitutorios, un ludópata no debe entrar solo en este tipo de lugares hasta no tener el suficiente rodaje o experiencia para saber marcar la diferencia entre, ir al bar a tomar algo o leer la prensa, y entrar en un bar con la disculpa de tomar algo, para estar en ese ambiente tan familiar para el o ella, y que a la mínima oportunidad le lleve a caer una vez más. En cuanto a los juegos sustitutorios, debemos saber distinguir entre el juego de azar, al que no se podrá volver a jugar nunca, y el juego de habilidad, al que dedicándole un tiempo prudencial no debería causarnos problemas, de todas formas estos tampoco  son recomendables en las primeras fases de la rehabilitación y mucho menos en solitario o fuera de control.
De esta manera podríamos repasar todas y cada una de las normas. Tenemos que aprender cumplirlas tal y como son, ya que haciéndolas a nuestro gusto perderían prácticamente toda su efectividad.
Las normas no están redactadas de esta manera por capricho, si no por la experiencia aportada por otros muchos ludópatas rehabilitados y por estudios realizados por diversos especialistas en la materia.
El familiar también debe conocer y comprender las mismas normas, de otra forma seria imposible el control del enfermo por su parte, y debe ser consciente que si en algún momento ve flaquear al enfermo, es misión suya ser fuerte y hacer que este vuelva a retomar un buen uso de las mismas, de no hacerlo así debería apartarse y dejar que otra persona con más ganas o carácter ocupase ese puesto.
Hasta pronto.

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