jueves, 7 de marzo de 2013

¿Puede volver a jugar alguna vez un ludópata?


La respuesta es clara, NO, de ninguna manera y a ningún tipo de juego de azar, al menos un ludópata que quiera ser responsable y que realmente pretenda salir del juego.
Es algo común que al principio de asistir a una asociación, grupo de terapia o profesional especializado, tanto el ludópata como sus acompañantes de tenerlos, y ha causa del desconocimiento lleguen a pensar que con el tiempo y una buena rehabilitación, el enfermo pueda jugar a algún tipo de juego que a primera vista pueda parecer inofensivo, como pudiera ser el caso de una partida de cartas con un grupo de amigos y sin apostar dinero. Por suerte la gran mayoría al poco tiempo se dan cuenta de que eso no es así. Aunque siempre quedan los más reticentes a aceptarlo, y que incluso con el paso de mucho tiempo siguen dando vueltas al mismo asunto.
Es en estas cosas en las que podemos darnos cuenta de lo realmente complicada que es esta enfermedad. Como culturalmente el juego esta bien visto, o incluso parece que el raro es aquel sujeto que no juega a algún tipo de juego de los muchos que existen, o de los nuevos que van apareciendo como las setas, día si día también (prueba palpable de los grandes beneficios que aportan a quienes los promueven, y legalizan) puede dar la falsa sensación, que por jugar después de un tiempo y tan solo de vez en cuando, no tendría mayores problemas.
Actitudes semejantes en otro tipo de enfermedades no tienen tan siquiera este tipo de preguntas, sencillamente todos damos por lógico que un enfermo de pulmón no debe fumar nunca más, o que un diabético se debe controlar el azúcar de por vida, porque de no hacerlo así ponen en serio riesgo su vida.
Y yo me pregunto ¿Porqué ocurre esto? ¿Es qué la ludopatía no os parece una enfermedad suficientemente seria? Si estáis leyendo este comentario existen tres opciones, o sois ludópatas, o tenéis un familiar o conocido muy cercano que lo es, o bien pensáis que podéis estar en uno de los dos casos anteriores, así que resulta fácil cuestionarse lo siguiente ¿Lo qué esta pasado conmigo o a mi alrededor, no es acaso merecedor de tomármelo más en serio? Si ha sido capaz de destrozar la vida a ese familiar o conocido, o a mi mismo ¿Por qué insistir en quitarle la importancia que realmente tiene? Pensad en ello.
Hasta pronto.

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