jueves, 23 de mayo de 2013

Libre.


Hoy podríamos hablar de lo que implica la no aceptación de la enfermedad por el propio ludópata. Cuando alguien tiene una adición y no es consciente de ella puede llegar a cometer verdaderas barbaridades a causa de ella, hasta que por diversas causas se de cuenta o se lo hagan ver y empiece una búsqueda de la rehabilitación, Hasta aquí se puede considerar todo “normal” entendiendo por normalidad que esos actos cometidos sean barbaridades o no, no son acciones deseadas, sino consecuencias de la propia adición. Ahora bien una vez comenzado un tratamiento en una asociación, o con profesionales especialistas en la materia, o incluso ya que nos estamos comunicando a través de un blog, de internet por medio de un foro o blog que trate específicamente la ludopatía, dejar pasar el tiempo pasando de todo y de todos, haciendo lo que nos da la gana en todo momento sin cumplir ninguna de las medidas preventivas o normas de conducta, además de la clara falta de respeto a los demás, tanto acompañantes, como compañeros de grupos, algo que se podría resolver con un simple “a mi plim” por parte de estos dejándole/a solo/a y ya está, lo peor es que demuestra una irresponsabilidad que ya no tiene nada que ver con la enfermedad, sino con una inmadurez mayúscula. Alguien que pretenda escudarse de por vida en una enfermedad y que a su vez sea incapaz de asumirla, no puede pretender ofenderse por ser tratado como si fuese un crió caprichoso, soberbio y descerebrado.

Por otra parte también podríamos hablar de lo distorsionados que llegan a tener sus sentimientos los enfermos, cuando a cualquier cosa que se les diga o comente por reacción instintiva lo asocian con acoso o reproche cuando su interlocutor en ese momento ni está pensando en su enfermedad ni nada por el estilo, simplemente le puede estar diciendo que tiene o por contrario que no tiene que hacer algo, que su actitud no le parece adecuada, o que si cumpliera con sus obligaciones sin esperar a que otra persona se lo tenga que decir, estaría evitando por si solo/a esa sensación de reproche o acoso. Si el enfermo empatizara de vez en cuando con el familiar o acompañante, se daría cuenta que la mayor parte de esos reproches y acosos tan solo existen en su mente y sobre todo de estar las tornas cambiadas que haría él… ¿lo mismo… algo parecido… o lo mandaría todo a la puñeta de una vez por todas? Ya se sabe es más fácil criticar que reflexionar lo sensato o no de lo escuchado.

Y por último, pero no menos importante podríamos hablar de lo que puede cambiar en la forma de pensar cualquier persona en un plazo relativamente corto de tiempo. Cuando alguien después de toda una vida de constantes discrepancias con todo lo que represente no hacer lo que le viene en gana en todo momento, por fin se decide a dar el paso que debió haber dado mucho tiempo atrás y va haciendo las cosas bien y confía y se somete a ser controlado por alguien querido, alguien que sentía prácticamente perdido, pero que sin embargo siempre ha estado ahí de repente es como si despertara de un largo letargo y declara que hace unos pocos meses atrás, pensaba que no merecía la pena trabajar para obtener un cambio, pero que ahora poco a poco se va dando cuenta de lo equivocado que estaba. Podríamos terminar de momento con ese dicho de que nunca es tarde si la dicha es buena. Me alegro enormemente cuando se producen situaciones como estas, porque es algo que da esperanzas a los familiares por continuar en la lucha por muy difícil que algunos se empeñen en ponerlo.
Hasta pronto.

3 comentarios:

  1. ¿Todo lo legitima la enfermedad? en absoluto. Yo suelo escuchar como justificación a cada actitud que es una enfermedad y bajo tal paraguas se cobijan y respaldan todo tipo de actos y de omisiones. Esto es lo que hace "mi enfermo".
    Yo esto no lo acepto y se generan problemas de concepto muy importantes con mi enfermo y la ayuda que puedo prestarle.
    Me gustaría que en la Asociación, o bien de manera particular, se estableciesen los comportamientos, los actos y las omisiones que SÍ que comprende la enfermedad y son consecuencia de ella y también se estableciesen los que NO lo son.
    A mi me sería de gran ayuda y podría "frenar" o apaciguar ese comportamiento soberbio que mi enfermo no tiene en la Asociación pero sí conmigo.
    Gracias,saludos.

    ResponderEliminar

  2. Hola Marián.

    Bienvenida al blog y gracias por tu intervención. Por supuesto que no todo es justificable por la enfermedad, pero si se debe entender que muchos de sus actos están motivados por ella o a causa de ella. Pienso que en las asociaciones si están claras las diferencias de lo que si se debe a la enfermedad y lo que no, porque resulta que en la mayor parte de las ocasiones son la misma cosa o conducta. Para intentar explicarme pondré mi caso como ejemplo:
    Cuando mi esposa empezó poco a poco en el juego hasta llegar a perder el control, pasar a ser ludópata y jugarse todo lo que pasaba por sus manos llegando incluso al robo para conseguirlo, pasando por las mentiras y demás trapicheos, se trató de un proceso largo y lento, tan lento que posiblemente ni ella misma fue consciente de ello hasta que no pudo evitarlo, más tarde la vergüenza a la confesión y la propia adición se encargaron de hacer la “bola” más grande, hasta ahí podría ser considerado como causa de la enfermedad. Una vez descubierto y puesto el tratamiento consistente en terapias y normas de conducta las caídas, recaídas y el querer llevar la contraria a las normas a sabiendas que es lo único que puede conseguir la rehabilitación ya no tiene que ver con la enfermedad, y si con una irresponsabilidad, inmadurez y soberbia, de la que por desgracia suelen hacer gala.
    Pero en ocasiones el familiar también tenemos nuestra parte de responsabilidad en ciertas actitudes por parte del ludópata, cuando en ocasiones anteriores hemos sido permisivos o tolerantes por no hacerles daño, o por restar la importancia debida a ciertas conductas, dándonos cuenta demasiado tarde de que esa forma de actuar por nuestra parte, tampoco es la correcta y cuando queremos ponerle fin vienen los enfrentamientos.
    En cuanto al distinto comportamiento dentro y fuera de la asociación, justo para evitar eso es por lo que es tan necesario asistir a la asociación de forma continuada e intervenir en las terapias una y otra vez hasta que queden las cosas claras en ella, al menos hasta que la situación cambie y se vean progresos, no promesas que más tarde volverán a ser incumplidas.
    Hasta pronto.

    ResponderEliminar

  3. Hola de nuevo Marián.

    En el foro en el apartado "Familiares" he dejado un comentario que puso j.g.m. en otro foro y pienso que te podría interesar. A mí al menos me parece interesante, porque habla de los sentimientos tan opuestos por los que pasamos en algunas ocasiones los familiares o acompañantes, cuando no sabemos si hacer caso a la razón que nos dice “manda todo esto al cuerno” o al los corazón y los sentimientos por muy equivocados que estos estén.
    Hasta pronto.

    ResponderEliminar