jueves, 9 de mayo de 2013

Prejuicios sociales.


Tema polémico y del que siempre que lo tocamos en las reuniones, nos encontramos con distintos puntos de vista y todos ellos sensatos.
El 29 de octubre del año pasado ya puse una entrada sobre este tema y a día de hoy sigo pensando de igual manera, efectivamente si nosotros que lo padecemos y sufrimos, no somos capaces de abrir una vía de atención a la sociedad y continuamos ocultando las cosas por miedo al que dirán, difícilmente tendremos fuerza moral para pedir a los demás que hagan algo que nosotros somos incapaces de hacer aún siendo los afectados.

Los cuchicheos pueden hacer mucho daño.
Pero esto no quiere decir que tengamos que inmolarnos socialmente en distintos ámbitos de nuestra vida, por ejemplo la laboral, en una sociedad tan competitiva como en la que vivimos y con tantos candidatos a un mismo puesto de trabajo, ningún empresario se va a complicar la vida contratando o manteniendo en el puesto a alguien potencialmente peligroso (dando igual que tras una buena rehabilitación, en realidad fuese el más adecuado para el puesto). Tampoco es lo mismo unos trabajos que otros o incluso la situación laboral de cada uno; tener un contrato fijo o uno temporal cambia mucho la situación, el primero puede suponer un inconveniente económico para patrón, mientras que al segundo con una palmadita en la espalda todo resuelto.

Ciertamente la sociedad ha avanzado mucho en este tipo de cuestiones y se han roto muchos tabúes, (alcoholismo, drogadicción, homosexualidad…) pero estas reformas son a base de mucho tiempo y se suele necesitar de gente famosa o popular para dar un primer empujón o reconocimiento:
-¿Qué en el mundo de la televisión o famoseo, éste o aquél personaje es gay? Pues entonces se va viendo como más “normal” y ya no está tan mal visto.
-¿Qué fulanito o menganito se juega hasta las pestañas? Pues como cada vez esto es más habitual, ya no llama tanto la atención y la gente oye hablar de ludópatas y no de viciosos empedernidos.
Se podrían poner de esté tipo de ejemplos por miles y cada día surgen nuevos espacios donde se habla y debate sobre estos temas, el problema no creo que sea por falta de información (ojo, opino que cuanta más información mejor) sino de ganas de usarla.
¿Alguien desconoce a día de hoy los perjuicios que ocasiona fumar?
¿Quién no conoce los perjuicios del alcohol?
¿Quién no conoce los perjuicios de las drogas?
¿Y de la anorexia, bulimia, vigorexia…?
¿Y qué me contáis de las nuevas tecnologías?
El problema es que muchas de estas conductas están de moda y por lo tanto se ven como lo más normal del mundo, dando la sensación que el raro o distinto es quien no las lleva a cabo.
Por eso la decisión de decirlo o no, debe depender de cada caso y situación. Tan respetable puede ser la una como la otra y por eso en cada caso, se debe pensar, decidir y obrar en consecuencia.
Hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario