Tema tratado el 17/01/2013.
En la entrada anterior ya
expuse que el chantaje emocional es practicado por todos en
general en algunas ocasiones, pero como lo que a este blog nos trae es la ludopatía trataré de
centrarme en ella.
En mi opinión, hay una
clara diferencia entre el chantaje emocional cometido por el ludópata a fin de
intentar tapar una mala acción cometida
por él, o algo de lo que en el fondo se siente culpable (si dices algo de esto
no vuelvo a la asociación,…) y el practicado por el familiar, con la intención
de conseguir algo positivo para todos (o cumples las normas, o ahí te quedas,…).
Pero eso no da derecho a
ninguna de las dos partes a utilizar la ludopatía como arma
arrojadiza contra
la otra sin que venga a cuento de nada y solo para conseguir salirnos con la
nuestra. Es mucho el daño que se puede hacer con esas actitudes y de hecho se
causa con tan solo dejarlo “caer”, por mucho que después pretendamos
disculparnos, el daño ya estará hecho y no hay vuelta atrás.
Querer ampararse en la
enfermedad para quedar exento de cualquier tipo de responsabilidad en nuestras
acciones, no es de recibo. Eso no es cumplir con las normas de conducta y por
lo tanto en ningún caso se debe consentir, ya que aunque el ludópata no sea
culpable de su enfermedad, puesto que es algo que nadie va buscando, si debe
ser responsable de sus actos y consecuencias y no pretender que otros carguen
con ellas.
Restregar al ludópata sus
actuaciones pasadas por que si, para todo y por todo, no deja en muy buen
lugar que digamos a ese familiar.
«En ciertas ocasiones,
más nos valdría a todos contar hasta tres, trescientos o tres mil, antes de
hablar sin pensar lo que estamos haciendo.»
Hasta pronto.