viernes, 5 de julio de 2013

Conocimiento de las normas de conducta.


Resulta curioso que cuando se ingresa en una asociación con la intención de dejar el juego y todo lo que este implica atrás, nos entreguen una lista con una serie de normas a seguir para cambiar los hábitos y costumbres que nos han llevado a esa situación y que resulte que en algunos casos esta se lea una o dos veces de pasada y no se le de mayor importancia.
Esa conducta en los enfermos que van con el único propósito de cubrir el expediente y contentar a la familia, podría hasta entenderla, ya que en un principio tal vez ni les interese lo más mínimo lo que allí se hable o diga, pero en los demás, en los que supuestamente van con la esperanza de salir de tanta mentira y basura emocional como arrastran en su vida activa como ludópatas y sobre todo a cualquier familiar, que supuestamente llegamos a la asociación desde el primer momento dispuestos a aprender lo que sea necesario para que “nuestro enfermo” salga del pozo en el que esta metido y al que nos arrastra a nosotros desde mi punto de vista es incomprensible. Eso no lo puedo entender, nos dan justo aquello que pedimos, unas pautas a seguir, algo perfectamente contrastado que funciona y aún así, lo relegamos al fondo de un cajón o ni tan siquiera eso, directamente se nos “extravía o pierde”.
Pero vamos a ver, que demonios es lo que queremos, ¿qué se salga del juego así, sin más? ¿Qué al cruzar la puerta de entrada de la asociación, una inspiración divina haga abandonar la conducta del ludópata por arte de birlibirloque?
Seamos serios, para conseguir salir del entorno del juego, tanto el enfermo como el familiar necesitan seguir una serie de pautas para poder llevarlas a cabo, y para eso es imprescindible conocerlas y a ser posible memorizarlas, de lo contrario ¿cómo saber si lo estamos haciendo bien o mal?
Además de otros muchos beneficios, es el mejor escudo que podremos echarnos para evitar situaciones difíciles y violentas, cumpliéndolas a rajatabla si se nos echa en cara tal o cual actitud ya seamos enfermos o familiares, tendremos la excusa perfecta para salir airosos de la situación, con un simple “no es que lo diga yo, es lo que dicen las normas que hay que hacer en este caso, léelas y si no te parece correcto en la próxima reunión lo expones ante todos y si te dan la razón, me disculpo, lo hacemos como nos digan y ya está”.
Pero claro para eso es imprescindible haberlas leído antes, ya que de lo contrario y salvo que se tenga algún tipo de poder de adivinación o algo así, es imposible que conozcamos si nos estamos comportando correctamente o no.
Si empezamos por no conocer las normas de conducta a seguir por nuestra parte, malamente podremos hacer que otros cumplan las suyas.
Hasta pronto.

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