domingo, 21 de julio de 2013

Sinceridad y transparencia.


Tema tratado el 03/02/2013.

Dos cualidades que a decir verdad deberían reflejarse en cualquier situación, aunque obviamente en la sociedad en la que vivimos en general suelen escasear bastante. Mucho más en la vida de un ludópata en activo, el cual convierte su vida en un caos total, aliñándola por doquier con abundantes toques de mentira y opacidad, llegando a un punto en el que ni ellos mismos son capaces de discernir en ocasiones entre lo falso y lo real. Creando un mundo paralelo y virtual del que ellos son el centro y en el que todo gira a su alrededor, o mejor dicho alrededor de la diosa fortuna, si ésta, ese día les ha sonreído todo les parece perfecto y maravilloso, pero en caso de no ser así, que es lo habitual, todo se torna oscuro, tan oscuro como su carácter, haciéndoselo pagar a quien tenga la desgracia de cruzarse en su camino, habitualmente algún familiar y seguramente la persona más querida para ellos, pero en esos momentos eso no importa, es más, eso tan solo aumenta sus ansias de gresca y de querer culpabilizar a alguien de lo que en su fuero interno saben que son únicos responsables.
De ahí  que a la menor pregunta o mirada inquisitoria se lancen contra su “enemigo” con vehemencia, enviando andanadas de mentiras y más mentiras intentado con ellas tapar sus negras conciencias.
Este proceder, el de las mentiras, se va convirtiendo en su forma de vida habitual, empezando por unas pequeñas seguidas de otras mayores para tapar las primeras y acto seguido unas mayores aún, una rueda interminable que acaba por convertirles en mentirosos compulsivos; ya no se miente para tapar nada, se miente porque si, porque es lo normal en sus vidas.
Este hábito no es nada sencillo de erradicar y por eso, aún estando en rehabilitación es necesario el paso de mucho tiempo y emplear mucho trabajo, para revertir esa conducta volviendo a la sinceridad y transparencia, es curioso como aún después de un tiempo haciendo las cosas bien y sin tener nada que ocultar, de repente sale alguna pequeña mentira, tal vez inocente y sin mala intención o incluso esas llamadas “piadosas” que supuestamente se dicen para no hacer sufrir a alguien y que suelen conseguir si son descubiertas todo lo contrario, acrecentando en quien van dirigidas, la inseguridad y desconfianza hacia la otra persona, al pensar que ya está otra vez con la misma actitud que en tiempos pasados.
Por parte de los familiares, que viven con el temor a una vuelta a situaciones anteriores, también se dan casos en los que se generan situaciones de ocultación y mentiras, con el fin de que el ludópata sea ajeno a situaciones de supuesto riesgo, ese fue mi caso en particular, en el que durante largo tiempo intente ocultar nuestra situación económica a mi esposa, poniéndola siempre peor de lo que ya de por si estaba, puesto que en ocasiones anteriores al conseguir superar situaciones económicas adversas, volvían a reproducirse recaídas con episodios de juego y toda la misma situación pasada.

En las asociaciones se enseña tanto a los enfermos como a los familiares o acompañantes, que situaciones y conductas de ese tipo no hacen más que retrasar una buena rehabilitación. El enfermo debe mentalizarse de que ese tipo de conductas solo le traen malas consecuencias y el familiar por supuesto también, ya que ese tipo de prácticas no solo no ayuda, sino que retrasa mucho la rehabilitación del enfermo y sobre todo que para pedir algo de los demás, la mejor manera de obrar es predicar con el ejemplo.

Hasta pronto.

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