lunes, 15 de julio de 2013

Cómo afecta la inmadurez en la ludopatía.




Tema tratado con anterioridad el 27/12/2012.

Para llegar a convertirse en ludópata no es imprescindible ser una persona inmadura, pero si es verdad que es un rasgo de personalidad, bastante frecuente en los ludópatas.
Tener un comportamiento responsable en unos aspectos de la vida, como puedan ser el trabajo, o la familia; no quiere decir que no se pueda ser a la vez inmaduro o poco responsable en otros, no sabiendo establecer unas prioridades a la hora de repartir nuestro tiempo o actividades. Yo por ejemplo, siempre me he considerado muy responsable en mi trabajo y en mis compromisos hacia los demás y sin embargo en casa, con la familia no he sabido aceptar o tomar responsabilidades, hasta no verme obligado a ello a causa de la ludopatía de mi esposa, teniendo que tomar el control de la casa en relación con sus gastos y necesidades, tal y como debería haber sido desde el principio de formar la vida en pareja, que tendríamos que haber compartido todas esas responsabilidades a medias, …el cuidado de la casa, la educación de los hijos, el control de nuestra economía… Todo eso tendría que haber sido compartido a medias, pero por desidia, educación recibida o por cualquier otra disculpa, que de no existir yo me buscaba, el caso es que nunca fue así. Por lo tanto yo también he sido inmaduro en ese aspecto y no por ello soy ludópata. La Ludopatía como todas las cosas en esta vida, para que sucedan se tienen que dar un cúmulo de circunstancias, sean estas a causa del azar o provocadas por nosotros mismos.
Lo que si es cierto es que la inmadurez puede agravar las consecuencias de la ludopatía, haciendo que se retrase el comienzo de la rehabilitación, o el buen desarrollo de ésta. Es un factor negativo más, a la hora de pedir ayuda, de saber aceptar ésta, o de buscar soluciones a nuestros problemas, ya que nos hace acomodarnos y esperar a que los demás hagan las cosas por nosotros, funcionando como si de un inhibidor de señales se tratara, bloqueando los mensajes de alerta que nuestro celebro nos envía al detectar una situación potencialmente problemática, como por ejemplo, al gastar un dinero en algo distinto a lo que se debería emplear, convenciéndonos a nosotros mismos que ya lo arreglaremos más tarde y que de no ser así, alguien lo hará por nosotros; no cumplir con nuestras obligaciones, alegando para convencernos que éstas no son tan importantes o imprescindibles y que además siempre habrá alguien que lo hará.
La diferencia entre un ludópata que sabe que lo es y no hace nada por cambiar esa situación, y un ludópata que una vez que se da cuenta de lo que le ocurre, pide ayuda, y es consecuente con lo que tiene que hacer, puede estar en la madurez personal de dicho ludópata. De ser maduro o responsable, tendrá un gran trecho recorrido en su rehabilitación.
Hasta pronto.

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