Tema tratado el
02/12/2012.
La mala comunicación, es
uno de los mayores factores que hacen tan difícil la rehabilitación de la
ludopatía. Algo así como el perro que se muerde la cola, la ludopatía inhibe la
comunicación y al faltar ésta la ludopatía se agrava paulatinamente, generando
un circulo sin fin, hasta que por un motivo u otro se abre un vinculo al
dialogo.
La comunicación es clave fundamental para poder recibir ayuda en el largo proceso de la rehabilitación y es imposible que exista en una sola dirección, por mucho que alguien trate de transmitir, si no hay nadie dispuesto a recibir. (Bien pensado es algo parecido a lo que ocurre con este blog, uno transmite, pero nadie contesta, con lo que queda la duda de si algo de lo expuesto llegará a alguien)
Es un tema muy
preocupante, porque afecta desde lo más básico. incluso en las terapias de grupo,
al menos en la asociación de la que formo parte y supongo que dado el carácter de
las personas en general y los ludópatas en particular, será más o menos igual
en el resto.
Ya desde el comienzo de
las reuniones, cuando se pregunta si alguien tiene algo que decir, por lo
general se hace un silencio embarazoso, como si ninguno de los presentes tuviese
algo especial que decir o preguntar, nadie se decide a contar a los demás como
se encuentra en ese momento, si es feliz, si tiene preocupaciones que le
atormentan, si no sabe que camino tomar para resolver cierta situación creada
posiblemente por o a causa del juego… nada, salvo en contadas excepciones, nadie suele decir nada en ese momento; más tarde en el transcurso de la
terapia y casi como por casualidad, o forzados por la situación van saliendo
cosas que de no ser prácticamente por obligación al verse preguntados, hubiesen
vuelto a quedar en el interior de esas personas siguiendo con su labor
destructiva, socavando el animo y agrandando las diferencias. Y que os parece,
todo eso por una simple indecisión a la hora de comunicarse.
Lo peor de todo es que en
muchas ocasiones después de hablado y tal vez debatido, resulta que la cosa no
era para tanto y que con el simple hecho de aclarar las cosas y la postura de cada uno, se recupera una
estabilidad que se estaba perdiendo por una menudencia acompañada de una fuerte
dosis de cabezonería y orgullo mal entendido.
Señoras y señores, acostumbrémonos a realizar más a menudo ese sencillo acto que es la comunicación y que a la vez reporta tantos y tantos beneficios, ¡Comuniquémonos más y mejor entre todos! (y lo digo literalmente, aquí también, jejeje)
Hasta pronto.