jueves, 3 de octubre de 2013

Síndrome de abstinencia.


Cuando un jugador patológico, está una temporada sin jugar ya sea por que haya empezado una rehabilitación, o que por diversas circunstancias no tenga los medios y oportunidades para jugar, es posible que sufra episodios de síndrome de abstinencia. Esto no es algo que ocurra a todos los ludópatas ni en todas las ocasiones, pero lo que si es cierto es que estos episodios se pueden presentar de múltiples formas y por supuesto en distintos grados de intensidad.
En los casos en que el síndrome de abstinencia se presenta con toda su virulencia, el afectado lo pasa realmente mal y aunque el no jugar haya sido algo meditado y buscado, es posible que pueda llegar a no ser capaz de resistir dichos ataques, que pueden ser psíquicos, en forma de sensaciones imperiosas de jugar a toda costa, sin poder quitarse del pensamiento la necesidad de jugar, sueños recurrentes en los que el juego es parte primordial... , físicos, tales como dolor de cabeza, nauseas, vértigos, desazón y nerviosismo permanente unido a una fuerte irritabilidad por cualquier cosa, o una mezcla de ambos.

Frecuentes cambios de humor llegan a convertir su vida en una pesadilla y colateralmente la de quienes le rodean, que tienen que sufrir esos cambios y en muchas ocasiones sin estar al tanto de lo que sucede por desconocer la enfermedad ya que de todos es sabido que esta enfermedad al igual que casi todas las adicciones, son enfermedades que podríamos catalogar como vergonzantes, (que no vergonzosas) A nadie le importa decir a alguien que acaba de conocer -disculpa pero casi no se me entiende al hablar, por que estoy muy resfriado- pero sin embargo nadie dice de buenas a primeras a un desconocido en sus primeras conversaciones y como si tal cosa –Yo he hecho tal o cual cosa porque soy ludópata, o disculpa si te sustraigo alguna cosa, pero es que soy cleptómano- Todos vosotros sois inteligentes y creo que entendéis perfectamente lo que quiero decir. Es más que frecuente que no solo se le oculte tal enfermedad a los extraños, sino también a la propia familia y allegados hasta no poder mantenerlo por más tiempo oculto.
En ocasiones este tipo de sensaciones tan solo de dan de manera ocasional y en baja intensidad, otras veces no llega a producirse sensación alguna de abstinencia, o ésta es tan pequeña que prácticamente pasa inadvertida por el propio ludópata.
También es verdad que en ciertas ocasiones, la vida resulta tan trastocada en la etapa de
juego, que cuando ésta cesa, tanto el ludópata como su entorno se centran tanto en su compostura y rehabilitación, que si los síntomas de la abstinencia son absorbidos por otras preocupaciones, digamos que más fragantes, ocupándose de ellas y restando importancia a lo demás.

Hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario