Tratado el 19/05/2013.
Algo positivo en cualquier aspecto de la vida es tener una buena
autoestima, pero aún más necesaria e importante si cabe, a la hora de enfrentar
una rehabilitación. Paradójicamente por lo general quienes necesitan
rehabilitarse de cualquier adicción, no suelen tener muy buena autoestima y en
muchos casos quienes les acompañan en ese duro proceso tampoco.
A decir verdad, cuando se llega a una asociación (en nuestro
caso para tratar la ludopatía) no se puede estar más hundido, y las personas
que realizan la acogida además de explicar que es la ludopatía y que pasos se
necesitan seguir para poder desterrar el juego de la vida del ludópata, también
hacen hincapié en lo importante que es realizar todos esos pasos de manera
positiva, con el firme pensamiento de que si cumplen todas esas medidas
preventivas, efectivamente podrán lograrlo. Por eso es tan conveniente tratar
de generar una buena autoestima o elevar la poca que en ese momento quede.
Dependiendo de la forma de pensar, motivarse y actuar, variarán tanto en
efectividad cómo en el tiempo a emplear para conseguir los primeros resultados
positivos. Quienes comienzan ésta andadura de la rehabilitación, titubeantes tan
solo dejándose arrastrar por los demás y los acontecimientos, tardan mucho en
ver cualquier resultado, puesto que todo se les hace cuesta arriba y no están
dispuestos a ir por delante pensando que para qué, total si ya lo hacen los
demás por ellos. En cambio quienes comienzan con una buena actitud, no tardan
en ver los primeros resultados, elevando con ello su autoestima, motivando a su
vez un nuevo empeño por mejorar y volver a ser capaz de controlar su propia
vida de forma autónoma.
Para los familiares que participan en la rehabilitación del enfermo
de forma activa, es un gran estímulo ver esa actitud positiva por parte del
enfermo, lo cual les lleva a mejorar su propia autoestima. Los lazos que les
unen al enfermo ya sean consanguíneos, de pareja o simple amistad, si se sigue la
rehabilitación adecuadamente, sin duda se verán incrementados, apreciando
sentimientos que tal vez no se tenían antes o no por lo menos de una forma tan
intensa.
Hasta pronto.