Ayer en terapia, debido principalmente a las últimas
recaídas, volvimos a tratar de por qué es tan necesario contar absolutamente
todo lo que inquiete al jugador, sobre todo si tiene la más mínima implicación
con el juego. Por supuesto también sería bueno que nos descargásemos de
cualquier otra cosa que pudiese crear tensión en la convivencia, pero como lo
que aquí tenemos y tratamos en común es el juego, haremos especial hincapié en ese
apartado.
A pesar de que se repite de forma machacona una y otra
vez, que una vez detectado el problema que tenemos con el juego, si nos ha
llevado a una asociación, o a estar consultando entre páginas de Internet, es
precisamente porque ya ha pasado de ser un problema y lo que tenemos es una
adicción, o sea algo que es importante tratar cuanto antes y de forma firme y
concisa; buscar atajos y rodeos es dar alas a la adicción, que no hará otra
cosa que avanzar imparable destruyendo todo lo que encuentre a su paso,
empezando por el propio ludópata y su dignidad, relegándole a un guiñapo sin
voluntad ni libertad de decisión, mientras no se ponga en tratamiento.
¿De verdad queremos dejar de depender de esos impulsos, que nos llevan a cometer esos atropellos? ¿De verdad queremos salir de la
dictadura a la que nos lleva la adicción y ser libres para decidir, actuar y
vivir?
Hasta pronto.
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