jueves, 6 de marzo de 2014

Calidad de vida.



Tratado anteriormente el 27/10/2013.

Enlazando con lo expuesto en ese comentario anterior, me gustaría quedar claro que esos objetivos, esos pequeños logros, difícilmente se cumplirán mientras el enfermo siga en sus trece; pensando que con el simple hecho de dejar de jugar y no llevar dinero encima ya está todo logrado. Quienes siguen pensando de esa manera después de un periodo prudencial en la asociación, oyendo una y otra vez que el cambio de hábitos y costumbres, no solo es necesario, sino prácticamente obligatorio, a la par que el cumplimiento de TODAS y cada una del resto de las medidas preventivas; están dejando patente que realmente se limitan tan solo a dejarse llevar por quienes tratan de apoyarles, pero sin poner nada de su parte salvo impedimentos y trabas, a una buena rehabilitación y convivencia. Quedando relegada está última a un amasijo de broncas, enfados y ese tipo de sensaciones, que hacen poco menos que una relación pase de ser inviable, a una sino buena, al menos sí fluida.
En estos casos los familiares no podemos por menos que preguntarnos ¿Tan difícil es por parte del ludópata, darse cuenta que todas esas medidas preventivas no van encaminadas contra él, sino contra la enfermedad, ofreciéndole una defensa en caso de necesidad? ¿Qué piensan, que lo hacemos impulsados por un ansia irrefrenable de venganza? ¿Qué
pretendemos sacar provecho de la situación para imponer nuestro capricho porque sí? ¿De verdad piensan que controlar hasta los límites que exige la ludopatía a un adulto es algo agradable?
Creo que deberían reflexionar sobre ello largo y tendido, darse a razones y facilitar en lo posible ésta tarea tan poco agradable a las personas que no lo olvidemos, están apoyándoles por que quieren y les quieren; pero que en parte de los casos les sería más fácil mandarles a paseo y no complicarse más la vida. Sin embargo continúan ahí, luchando día a día, para conseguir que tanto el ludópata como todos quienes les rodean, puedan salir de toda esa pesadilla lo antes y mejor posible. ¿No se merece eso un reconocimiento y tratar de hacer más fácil la tarea a todas esas personas que tratan de ayudar?
En la asociación se dice en ocasiones que el enfermo debe ser egoísta y trabajar para salir del juego, pensando el él mismo en primer lugar y no hacerlo tan solo por el familiar, me parece que es una recomendación acertada, puesto que hace que en caso de que el familiar o acompañante falle, el ludópata pueda seguir adelante sin su ayuda. Pero debería quedar claro que todo tiene un límite y por lo tanto, lo haga por él, por el familiar, o por el lucero del alba; el caso es que tiene que hacerlo antes o después. Entonces ¿Para qué tensar tanto la soga, poniendo una dificultad tras otra? ¿No es mejor para todos, dejarse de pamplinas y ponerse manos a la obra cuanto antes?

En cuanto al familiar, tan solo decir que flaco favor hace al enfermo, consintiendo que incumpla las normas de forma sistemática, por indecisión al no saber imponer las medidas necesarias, sean del agrado del ludópata o no, le cuesten más o le cuesten menos; el cumplimiento de TODAS las medidas preventivas no debe tener excusa posible, es algo que se tiene que llevar a efecto si o si.
En caso contrario, tal vez sería un buen momento para replantearse si continuar con esa relación, es algo que merezca la pena y actuar en consecuencia.

Eso sí como suelo decir, esto no es más que mi opinión y todos somos ya mayorcitos para tomar nuestras propias decisiones.

Hasta pronto.

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