jueves, 1 de mayo de 2014

Juegos sustitutorios.




Tratado el   14/11/2013.


La terapia de ayer miércoles empezó de forma un tanto peculiar y turbulenta, debido a un mal entendido ocurrido en una terapia anterior; después de aclarado ese punto entre las partes pasamos a lo que fue el tema del día, los llamados “juegos sustitutorios”. 


Al parecer seguimos sin definir del todo bien que son y en qué consisten dichos juegos.


A mi modo de entender (no sé si será el correcto o no, pero así es como yo lo entiendo) juegos sustitutorios son aquellos juegos a los que el ludópata en proceso de rehabilitación juega, sin importar si conllevan apuesta o no, para tratar de canalizar el estréss al que está sometido al dejar de practicar, su juego o juegos favoritos y las apuestas que han generado su ludopatía. Estos juegos pueden ser efectuados en solitario o en grupo y en realidad no importa lo inocentes que puedan llegar a parecer, si al ludópata le causan algún tipo de nerviosismo o pérdida de control sobre ellos, como puede ser el enfadarse si no gana, jugar insistentemente o dejar de hacer otro tipo de cosas por practicar ese juego en cuestión.
Que un ludópata en su fase de jugador en activo cambie de juego o practique varios a la vez, no tiene nada que ver con los juegos sustitutorios, simplemente ese o esos juegos es lo que en ese momento llena la mente del enfermo de ludopatía, que en ese momento no busca sustituir nada sencillamente juega.

El ludópata no siempre recurre a este tipo de juego y conducta, pero cuando ocurre es algo que los familiares debemos aprender a distinguir y detectar. Situaciones tan inocentes, como que un niño quiera jugar al parchís o a un videojuego, con su papa o mama ludópata para entretenerse, no tienen que confundirse con que sea ese padre o madre ludópata, quien insista ante su hijo para jugar una y otra vez a ese juego y menos si se observa que se irrita en exceso cuando pierde.
Por poner un ejemplo real, diré que mi esposa sí tuvo durante un tiempo un juego sustitutorio; este juego era el Mahjong (si ese de fichas chinas parecidas a las del dominó, en el que se tienen que juntar las parejas en un tiempo estipulado). Ella jugaba en el ordenador, delante de mí y de los demás miembros de la familia, de hecho algunas veces jugaba yo con ella, ¿por qué? Pues porque como era un juego tan inocente, no apostaba nada y además lo hacía en casa, yo estaba tan tranquilo, es más diría que estaba contento al pensar que mientras estuviese haciendo eso no prepararía ninguna de las suyas. ¿Qué fue lo que pasó? Pues paso lo inevitable en la mente de un ludópata, cada día necesitaba más y más tiempo de juego, y se cabreaba más y más, si no era capaz de ganar la partida en tiempo récord, llego el momento en que me asustó su comportamiento y sus reacciones cuando la interrumpías del juego o distraías, llegando a tal punto que tuve que optar por borrar dicho juego del ordenador.

¿Qué conclusiones se pueden sacar de esto? La más acertada es que tanto ella como ludópata, como yo como familiar, no actuamos correctamente al no cumplir concienzudamente las medidas preventivas, una de las cuales indica que un ludópata en rehabilitación no debe jugar a ningún tipo de juego de azar. Que sobre todo durante el primer periodo de rehabilitación lo mejor es que no juegue a nada, sean juegos de azar, habilidad, o lo que sea; y menos si se observa que cuando lo hace su carácter se altera lo más mínimo.
 también indica que si el familiar ve cualquier tipo de síntoma negativo en su práctica por pequeño que sea, que no lo obvie, ni trate de minimizarlo tal hice yo; puesto que las consecuencias que algo así puede acarrear a posteriori para todos a nivel de culpabilidad, son demoledoras.
 
Además que tal y como me gusta decir, si vamos a una asociación de autoayuda para aprender que hacer y que no, y más tarde no cumplimos lo aprendido ¿Para qué demonios vamos?

Hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario