lunes, 28 de abril de 2014

Control del dinero.




Tratado el  20/01/2014.

Últimamente vengo notando que en ocasiones, los familiares tienden a confiarse en extremo al poco tiempo de empezar a asistir a la asociación. Normalmente esa tendencia ha sido más propicia de los enfermos, que después de dos o tres meses de abstinencia, ya se creen capacitados para hacer y deshacer a su antojo las medidas preventivas; en este caso, del control del dinero.
Quienes llevamos cierto tiempo en la asociación por lo general ya somos conscientes de que eso no es así ni mucho menos, de hecho tras esos pocos meses de asistencia el riesgo suele aumentar debido al exceso de confianza. Valorar en su justa medida lo conseguido hasta el momento, es algo fundamental en la rehabilitación; dado que una euforia ante lo conseguido por nuestra parte puede dar al traste con lo logrado en ese poco tiempo.

Cierto es que si el enfermo no se pone las pilas y pretende hacer caso omiso a todas las recomendaciones siguiendo con su vida habitual, sin cambiar hábitos y costumbres, de poco o nada, sirven los esfuerzos por parte de los demás, ya que todos sabemos que tienen mil y una manera de conseguir dinero fuera de control o saltándose las medidas preventivas. Pero a pesar de ello los familiares debemos cerrar todas las puertas posibles a nuestro alcance y no por ello una vez cerradas confiarnos en exceso, lo ideal es que a pesar de haber cerrado esas puertas, de vez en cuando, repasarlas otra vez por si acaso algo se nos hubiese pasado por alto, o por si en algún intento de quebrantar esas medidas por parte del enfermo, hubiese tenido algún resultado en alguna de ellas.
Lo que sí debe quedar claro, es que una vez detectado un contratiempo en alguna de esas medidas tomadas, como por ejemplo el acceso a dinero por parte del enfermo de una cuenta mancomunada, sin el consentimiento ni firma de la otra parte, nunca y digo nunca; eso debe quedar así. Se debe llegar hasta el fondo de la cuestión y presentar las debidas reclamaciones en la entidad en cuestión, eso además de por supuesto, exigir la devolución íntegra e inmediata de la cantidad entregada de forma incorrecta, puesto que si se mancomuna una cuenta es por algo y no tan solo porque quede bonito. Pensad por un momento si fuese en caso contrario que haría la entidad, seguro que demandaría a quien hubiese cometido tal incorrección y le pediría daños y perjuicios en forma de intereses; por lo tanto no se debe tener ningún tipo de reparo en hacer lo propio con ellos. Además ¿qué tipo de lectura podría sacar el enfermo, si después de ese hecho no hubiese consecuencias? Lo más seguro es que viese la puerta abierta para futuros intentos por su parte.

También me gustaría dejar claro que cuando se dice que el enfermo tiene que tener sus necesidades cubiertas, no se refiere por supuesto a cualquier tipo de capricho y mucho menos a seguir manejando dinero a sus anchas, los familiares debemos ser conscientes que el dinero excesivo y sin controlar en manos de un ludópata, es lo mismo que tener las puertas del juego abiertas de par en par. Controlar a una persona adulta por parte de otra es una labor difícil, molesta, engorrosa y altamente estresante, pero también y por desgracia, totalmente necesaria si queremos ayudar a nuestro enfermo de forma correcta y eficaz. Dejarnos convencer por cantos de sirenas, amenazas o cualquier otro tipo de chantaje emocional, para ser más permisivos en este aspecto, viene a ser prácticamente lo mismo que asegurar una pronta recaída.
 
En cuanto a los enfermos, poco más que añadir, salvo que si no dejan realizar esa tarea al familiar,
facilitándoles ese trabajo en lo posible, por mucho que quieran seguir engañándose a ellos mismos, mal camino les espera… sobre todo desagradable para todos.

Hasta pronto.

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