jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Estamos preparados ante una recaída?


Este tema le hemos tratado en distintas formas anteriormente, y tal y como dije en la última (27/06/13) cuando nos hacen o hacemos esa pregunta, por mucho que contestemos si o no. Intentando razonar nuestra respuesta, diciendo que:

  • Si, por lo mucho aprendido en las terapias, de los compañeros, en Internet, libros, o por cualquier otro medio.
  • No, por lo mucho sufrido y el no estar dispuesto a pasar por el mismo infierno nuevamente.

La verdad es que es imposible que sepamos nuestra reacción ante tal hecho hasta que suceda, si es que llega a pasar alguna vez, lo que no es necesario ni agradable para nadie. Y si bien es cierto, que en algunas ocasiones la recaída puede ser un revulsivo para quienes no se pusieron las pilas desde el primer momento, no es menos cierto, que tener que pasar por el intenso sufrimiento que conlleva la recaída, para darse cuenta de la seriedad de la enfermedad y por mucho que se aprenda de ella, no deja de ser una gran perdida de tiempo en nuestra rehabilitación.
Si es cierto que a medida que vamos aprendiendo cosas sobre la enfermedad y los comportamientos asociados a ella, también aprendemos que la recaída es algo que puede producirse en cualquier momento en el que bajemos las defensas contra la enfermedad, pero eso no quiere decir para nada, que alguna vez se pueda estar preparado para ella cuando ésta se presenta. Si no somos capaces de saber que humor vamos a tener al día siguiente o dentro de un rato al conocer alguna noticia, ¿cómo vamos a ser capaces de saber como reaccionaremos tras una recaída, por mucho que sepamos que esa posibilidad pueda darse?
Creo que seria más sensato, enfocar todo nuestro esfuerzo en aprender a poner en práctica los medios a nuestro alcance para no recaer, las famosas medidas preventivas.
Esas mismas que nos empeñamos en tratar de amoldar a nuestros intereses, en lugar de hacer lo contrario y cumplirlas a raja tabla. Eso si, cuando llegan las temidas recaídas, todos pensamos “si hubiese cumplido esa medida preventiva tal y como debería haberlo hecho, esto no habría pasado”. Así una y otra vez. Vamos viendo caer compañeros a nuestro alrededor por no cumplirlas, y sin embargo seguimos haciendo lo mismo ¿Cuándo llegaremos a darnos cuenta que las experiencias vividas y sufridas por los demás, pueden servirnos a nosotros para no tropezar en la misma piedra?

Guardarse las cosas para uno mismo no es bueno nunca, siempre llega un momento en el que nuestro cuerpo y mente dicen “vasta” y terminan por derrumbarse. La esencia de las asociaciones, libros, foros y de este tipo de blogs, no es otra que precisamente la de ayudar a compartir ese peso entre todos, las enseñanzas que de ellos recibimos nos ayudan a llevar la enfermedad mejor, pero si no participamos, no compartimos, no nos expresamos, no nos desahogamos, echando fuera todo ese peso acumulado en nuestra mochila, llegará el día en que no tenga más capacidad y reviente destrozándonos con ella.
¿Qué significa, esperar a estar preparado para comentar lo que nos atormenta?
¿Es qué puede haber alguien más preparado que nosotros mismos para hablar de nuestra vida?
Nuestros problemas e ilusiones, nuestras metas y logros, nuestras ideas y pensamientos,… podrán estar equivocados o no, pero desde luego de lo que no hay duda es que nosotros mismos, como persona somos los únicos capacitados para decir como nos sentimos en cada momento, gracias a ello nos podrán ayudar y tal vez a la par lo que nosotros expresamos sea de ayuda para quienes se encuentren en situaciones parecidas.
Ya se sabe, para que unos puedan leer otros antes deben haber escrito.

Hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario