Tratado 28/04/2013.
Ambas cosas deben ser
metas a conseguir en una rehabilitación, con la ventaja de que una lleva a la
otra, facilitando con ello las cosas. Ahora bien, se debe tratar de que estas
sensaciones sean realistas y no producidas por la fantasía de una mente
acostumbrada a volar alocadamente.
¿La seguridad en uno
mismo es algo bueno? Si, pero en su justa medida y a su justo tiempo.
Como dije en el
comentario anterior sobre este mismo tema, para conseguir tal cosa se debe
trabajar con empeño y duramente, durante mucho tiempo, no es algo que se
consiga así por las buenas de repente y tan solo por hacer un par de cosas
bien, creer algo así podría llevarnos a grandes problemas, motivados por una
falsa autoconfianza en nosotros mismos y nuestras posibilidades reales en ese
preciso momento de la rehabilitación.
Cosas como esa, motiva
frecuentemente abandonos precipitados de las terapias, dejar de cumplir medidas
preventivas, relajar las que se siguen cumpliendo,…
Todo un extenso plantel
de posibilidades que más tarde se tornan en lamentaciones tras una recaída.
todo lo
contrario, es claro síntoma de tener una mente fantasiosa típica de jugador,
que dependiendo del azar y si la combinación que sale en una apuesta es
favorable o no, cambia rápidamente de una situación al extremo opuesto. Esa
forma de razonar y actuar debe ser corregida mediante el trabajo diario y la
aplicación de las medidas preventivas.
Por supuesto en esto
también debe tomar parte activa el familiar o acompañante que quiera prestar
una ayuda real, ¿Cómo? No confiándose en exceso con los pequeños logros conseguidos,
estos se deben valorar, disfrutar y estimular para que vayan en aumento, pero
sin bajar la guardia precipitadamente puesto que en ocasiones el enfermo
comienza la rehabilitación, o mejor dicho la abstinencia para eso precisamente,
conseguir que el familiar se relaje y volver a las andadas, si el familiar
permanece atento y sigue cumpliendo las normas al pie de la letra, puede
influir en dar el tiempo necesario al enfermo para ver con mayor claridad las
cosas y empezar una rehabilitación propiamente dicha, por convencimiento, por él,
no para salvar un expediente y hacer olvidar de forma ficticia ciertas cosas.
Ahora, fustigarse una y
otra vez con los errores cometidos en el pasado, tampoco es para nada
conveniente puesto que puede retrasar la rehabilitación al no permitir
desarrollar la iniciativa propia, dejándose llevar por los demás y los
acontecimientos.
Debe quedar claro que una
rehabilitación no es vivir continuamente en el ostracismo sino todo lo
contrario, vivir participando activamente en todo como cualquier otra persona,
a excepción del juego de azar y apuestas, que deben quedar apartados por
completo y en cualquiera de sus múltiples facetas, de la vida de todo ludópata
en rehabilitación.
Hasta pronto.
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