Con el reconocimiento de
la enfermedad, todo se vuelve más sencillo, que no fácil, puesto que de fácil
no tiene nada, conseguir una buena rehabilitación es algo que a todos, no solo
al enfermo les costará mucho trabajo y tiempo lograr, pero que cuando se logra
es altamente gratificante y compensa todo ese esfuerzo realizado.
Poco a poco la sociedad
en general va cambiando y es más fácil encontrar información y grupos de
autoayuda al respecto, pero por desgracia no en un nivel suficiente, ni tan
siquiera aceptable. Es mucho el beneficio que para algunos crea el juego, incluyendo
a los gobernantes por medio de los impuestos, que lavándose las manos tal y
como hizo Pilatos en su día, por medio de unas lastimosas ayudas a las
asociaciones, se desprenden del problema de otros muchos, no solo de los ludópatas
sino también de sus familias que sufren las consecuencias, permitiendo y
animando el continuo auge del juego en todas sus facetas.
A modo personal, la
aceptación por mi parte como enfermedad de la adicción de mi esposa al juego, me
permitió una implicación más a fondo en cuanto a mi participación en su
rehabilitación, dejándome ver lo que nos estaba ocurriendo desde otra perspectiva
libre de reproches y acusaciones, que lo único que lograban era empujar con más
fuerza a mi esposa hacia el juego.
Hasta pronto.
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