Tratado el 02/06/2013.
Información, dialogo, aprendizaje,
unidad, fuerza y grandes dosis de comprensión, algo sumamente importante, sobre
todo en esos momentos iniciales en los que llegas, perdido y hundido
totalmente. En muchas ocasiones la asociación, es la última esperanza que les
queda tanto a los ludópatas, como a su entorno más cercano, de frenar un
distanciamiento que de otra manera pasaría a ser definitivo.
¿Qué hacer y cómo
conseguir dejar el juego? Algo tantas veces intentado anteriormente en
solitario por parte del ludópata, desconocedor en muchos casos de que lo que le
ocurre es una enfermedad, altamente peligrosa si no se la trata debidamente en
un centro especializado; no ese vicio que durante tanto tiempo creyó que era y
que con un poco de fuerza de voluntad y mucho de suerte podría llegar a controlar.
¿Qué le pasa y porqué se
comporta de esa manera? Es algo que se pregunta, en muchas ocasiones el
familiar, sin obtener una respuesta clara y concisa; algo que le ayude a
comprender, que el ludópata hace lo que hace, no por ser una mala persona y no
tener sentimiento positivo alguno hacia el mismo y por supuesto hacia los demás,
por muy allegados que puedan llegar a ser; sino que actúa de esa manera
impulsado por una enfermedad, que le impide razonar de una manera sensata
cuando se trata de controlar sus fuertes impulsos hacia el juego.
Integrarse y dejarse
guiar por una asociación, es la mejor opción para el ludópata y su familia, si realmente
pretenden salir de la pesadilla en que convierte el juego patológico la vida de
todos los afectados por el, directa o indirectamente.
Hasta pronto.
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