martes, 18 de febrero de 2014

Prejuicios sociales.



Tratado el 09/05/2013.

Aquí estamos de nuevo con los prejuicios sociales una vez más. Y tal como me ha ocurrido en las anteriores, sigo notando esa sensación de que algunos compañeros, no terminan de ser totalmente sinceros en este tema, cuando dicen de forma muy rimbombante no haberlos tenido nunca.
La cosa suele ser así:
«Desde el primer momento de saber lo que ocurría y que era una enfermedad, traté de hacer lo posible por conseguir una buena rehabilitación, sin preocuparme por lo que pensaran, dijeran o pudieran hacer los demás al respecto, menos en el trabajo y personas en concreto, que pensaba que no podrían aportar nada a mi favor»
Lo que ocurre es que eso también son prejuicios sociales y que conste que no les estoy criticando ni mucho menos, puesto que pienso que tener ciertos prejuicios a abrirnos totalmente a la sociedad, es en una serie de casos y circunstancias, una forma más de cerrarnos las puertas a posibles situaciones de riesgo de exclusión, no tanto personales, donde en cierta medida podemos pasar de lo que piensen los demás de nosotros, (pero ojo, solo en cierta medida) como laborales, donde tal y como se encuentra el mercado laboral, presentar un perfil “potencialmente peligroso” puede determinar conseguir o permanecer en un empleo.
Porqué por mucho que nos guste pensar, que somos capaces de controlar nuestra vida y que somos libres a la hora de tomar nuestras propias decisiones; lo cierto es que esas decisiones siempre están sujetas a lo que ocurre en nuestro entorno en ese momento, puesto que vivimos dentro de un colectivo social, con sus reglas de comportamiento y quien no las cumple, tanto para bien como para mal, lo más probable es que no tarde en sufrir las consecuencias.

Hasta pronto.

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