lunes, 22 de octubre de 2012

Cerrarse puertas.


 Así es como denominamos a las distintas maneras de poner trabas al desarrollo de la ludopatía. Y estas son unas cuantas de ellas:
.- Reconocer y asumir, que lo que se tiene es una enfermedad y como tal debe ser tratada.
.- Seguir las normas a rajatabla, sin intentar adaptarlas.
.- Acudir a una asociación e integrarse en ella, no vasta con sentarse y escuchar.
.- Pedir ayuda y saber aceptarla cuando se nos ofrezca. (Este punto es más difícil de lo que parece, no siempre la ayuda es bien recibida)
Bueno no quiero poner ninguna mas para dejaros alguna a vosotros, que tendréis muchas y seguro tan importantes como estas.

3 comentarios:

  1. Creo que es necesario matizar algo.
    En psicología le llamamos Control de Estímulos. Es una técnica utilizada en los enfoques Conductual y Cognitivo-Conductual y simplemente consiste en impedir el acceso del paciente a aquellos Estímulos externos que desencadenan una conducta de juego, sean los que sean. En éste caso, serían ocho o nueve de las normas señaladas en el post anterior y con ello se le cierra la puerta, el acceso, a las oportunidades de juego. Es una primera medida, pero en ocasiones es difícil poner puertas al campo, a menos que la persona acepte y asuma esos límites a su conducta.
    El reconocimiento de la enfermedad o trastorno entendemos que es el primer paso previo a todo, el inicio, pero lo da el paciente ineludiblemente, igual que pedir ayuda y acudir a una Asociación (si lo llevan tal vez no surta el mismo efecto). Esto más que cerrar puertas, las abre, porque le permite acceder a un proceso de Rehabilitación.
    Y desde luego, en cuanto a lo que se puede hacer para impedir el acceso a la conducta de juego, las posibilidades son infinitas teniendo en cuenta las circunstancias únicas de cada jugador.

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    1. Ufff!!! Has dicho “simplemente”
      Pues a mi, llegar a conseguirlo me costo bastantes años, claro que si te refieres a como exponer la formula, pues entonces si es muy simple sigues las normas a raja tabla y ya esta.
      Lo que pasa es que para seguir “ocho o nueve de las normas señaladas en el post anterior y con ello se le cierra la puerta, el acceso, a las oportunidades de juego” se necesita cambiar la forma de vida seguida durante mucho tiempo, años o tal vez toda la vida, y eso te aseguro que no es nada fácil.
      Por supuesto que reconocer la enfermedad es el primer paso para iniciar una rehabilitación, y ese paso lo da el enfermo, porque (si no estoy enfermo para que necesito una rehabilitación) pero no estoy de acuerdo en absoluto en que acudir a una asociación y el pedir ayuda sean pasos obligatoriamente dados por el enfermo en primer lugar, de hecho en la asociación a la que acudo no se si abra algún enfermo que aya acudido por si mismo voluntariamente, de haberlo será una excepción, lo normal es que a este tipo de centros se acuda en un principio “obligados” bien por el familiar, bien por una situación insostenible, como una forma de ganar un tiempo y poder salir de esta manera del atolladero. Otra cosa es que el enfermo este deseando “que se le pille” y acepte en un principio la propuesta del familiar, pero si este no da el primer paso y busca la ayuda necesaria para ambos, generalmente “podríamos esperar sentados” porque como he dicho antes “para que buscar ayuda si no me pasa nada” “el/la loco/a es el familiar que ve fantasmas en todos los sitios sin motivo alguno”
      Claro que no surte el mismo efecto, pues el tiempo transcurrido desde el ingreso hasta que el enfermo toma conciencia de la enfermedad es un tiempo sin aprovechar al cien por cien, pero ni mucho menos un tiempo perdido, en el se van cogiendo conceptos y conocimientos por ambas partes, unos conocimientos que serán muy necesarios para poder afrontar esta dura enfermedad, tanto para el enfermo que la padece, como para el familiar o acompañante que la sufre en su vida cotidiana, día a día sin saber el porque, ni el cuando, ni el como; Claro que es posible que el enfermo tampoco tenga respuestas a esas preguntas.

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    2. Sí, no me he explicado bien. Algunos enfermos no saben dónde ir ni qué hacer una vez han aceptado que tienen un problema, se sienten perdidos e indefensos, y dejan esa responsabilidad en manos de familiares, que les llevan a alguna parte, sea un psicólogo, un médico o una asociación. También está el caso de los que no han asumido su problema y son llevados o acompañados por sus familiares, y acceden para quedar bien, para no tener más problemas o para ocultar otros (pueden ir a regañadientes, o con una falsa sonrisa, mienten igual). Sin embargo, el mejor pronóstico se advierte en aquellos que por iniciativa propia toman las riendas, desesperados, y acompañados o no, deciden ir en busca de ayuda; dan el paso y asumen su propia responsabilidad. A eso me refería, ya que estos últimos están más dispuestos a esforzarse inicialmente, a aceptar sus emociones y su dolor y a aprender.
      Por supuesto, que quede claro que cualquiera de los tres tipos puede lograr una rehabilitación completa del juego, pero eso ya está en función, como sabéis, de muchos otros factores además de la calidad de la ayuda recibida, como su apoyo social y familiar, sus circunstancias personales, trabajo, estilo de vida, filosofía personal, personalidad, etc...

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