jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Cómo afecta la inmadurez a la ludopatía?



En algunos casos nos encontramos que personas completamente responsables en la mayor parte de los aspectos de su vida tales como el trabajo, estudios o vida familiar, pecan de una cierta inmadurez a la hora de relacionarse socialmente, dejándose arrastrar por los demás, sin tener opinión propia o al menos no sabiendo mantenerla, lo que les lleva a ser marionetas en manos de los demás.
La falta de decisión a la hora de imponer su propia idea u opinión hace que a la larga no sepan decir NO a los demás, dejándose llevar por lo que otros propongan o deseen sin tener en cuenta sus propios deseos.
Como digo, es frecuente oír por parte de algunos ludópatas frases del tipo "como los demás iban a jugar por no decir que NO pues iba con ellos" "después de la comida o cena de empresa los compañeros se pusieron a jugar unas partidas y por no decir que NO" "después de tomar café con los amigos siempre jugábamos las vueltas y por no decir que NO."
Situaciones parecidas se dan también dentro de la relación en familia y sobre todo entre la pareja cuando alguna de las partes tiene un carácter más débil y se deja llevar siempre, ya sea por comodidad o por no querer empezar una discusión, el caso es que termina cediendo en sus propuestas, Esa actitud hace que a la larga acabe por no proponerlas tan siquiera aceptando lo que opinen los demás y ya esta, "total, si al final se va a hacer lo que digan los otros, para que molestarse."
Esa actitud con el paso del tiempo hace que la ya de por si frágil madurez o autoestima se vaya hundiendo y apagando poco a poco, propiciando el querer encontrar momentos de soledad en los que no sea necesario tomar decisiones y seguir con la monotonía de un bingo, un casino o la fría soledad de una máquina tragaperras en la que lo único que tiene que hacer es introducir una moneda tras otra y dejar que transcurra el paso del tiempo hasta no tener más dinero.
En ese periodo de tiempo nadie decide por él, es libre de tomar sus propias decisiones, siente el hormigueo de la emoción del juego, el "casi" o el "por qué poco" le incitan a intentarlo de nuevo, y de esa manera sin apenas haberse dado cuenta resulta que está peor que antes, ahora tampoco tiene libertad, tampoco decide por sí mismo, llegando a ser la misma marioneta de siempre, solo que ahora depende del juego, ya no decide como o cuando, sea de la forma que sea vale con tal de jugar, no decide hasta cuando, eso solo lo dicta la cantidad de dinero de que disponga en ese momento para jugar, nunca es suficiente, siempre se quiere más. Se hace lo que sea con tal de conseguir esa sensación de la apuesta, esa sensación al final agotante y devastadora que le lleva al punto de tener que reconocer que es incapaz de controlar el juego, y que sin quererlo y sin saber muy bien cómo se ha convertido en ludópata.

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