viernes, 14 de diciembre de 2012

La autoestima del familiar.


Hablar de una buena autoestima por parte del ludópata, casi siempre se refiere a recuperar o mejorar la autoestima que dicho ludópata tenia antes de su etapa como jugador.
En cambio al referirse a la autoestima del familiar, nos solemos centrar en el periodo de tiempo transcurrido desde que este tiene conocimiento de dicha ludopatía, hasta el momento actual.
Como es lógico y en este tema que toca de primera mano contare mi propia experiencia, tiempo habrá para que los demás cuenten la suya si es que lo consideran oportuno.
Como ya he relatado tantas veces en terapia, hasta ese mismo viernes al mediodía en que mi esposa me dijo lo que estaba ocurriendo a mis espaldas, se puede decir que mi autoestima estaba situada entre buena y alta; Tenia una esposa, estábamos esperando nuestro primer hijo, habíamos comprado un piso de segunda mano que estábamos acondicionando a nuestro gusto, tenia un trabajo que aunque me mantenía alejado de mi esposa durante la semana, pues trabajaba en otra ciudad, me permitía tener los fines de semana para arreglar el piso y estar con mi esposa, un buen sueldo pues siempre estábamos a destajo, vamos lo que se dice un comienzo de vida en común, en el que podíamos hacer planes para un futuro no muy lejano feliz y sin grandes problemas.
Justo hasta ese fatídico mediodía de viernes. Bueno la verdad es que seguramente el precipicio en que se convirtió mi autoestima empezó algún tiempo mas tarde, pues a pesar del golpe que fue para mi lo que me estaba contando mi esposa, realmente no supe valorar lo que todo ese relato significaba, y las consecuencias que eso nos acarrearía, pensando que una vez que me lo había confesado ya no tendría que seguir mintiendo y que si como parecía se había dado cuenta del error de su conducta, con asistir durante un pequeño periodo de tiempo a una asociación conseguiría (ella, pues yo no tenia problema alguno) salir de esa nube de fantasía y volver a la realidad del día a día. Hasta que vi que eso no era así, el tiempo iba pasando y los tropiezos y mentiras seguían sucediéndose una y otra vez. Hay fue cuando mi autoestima empezó a dar tumbos, en las terapias escuchaba que la culpa no es del familiar, si no que esté no es más que un mero actor más en la comparsa, que quien había caído en las garras de la ludopatía y quien debía salir de ella era mi esposa, y que yo lo más que podía hacer era brindarla mi apoyo y darla animo. Pero en mi cabeza las cosas no eran así, yo tenia un gran sentimiento de culpa, pensaba que de no haber estado trabajando fuera las cosas nunca hubiesen llegado a ser así, ella se abría encontrado más arropada y hubiese tenido con quien pasar las tardes, con quien comentar lo acaecido en el día al terminar este. No se, es como si la hubiese abandonado justo cuando más me necesitaba por su embarazo. Por lo tanto mi autoestima iba cayendo en picado a medida que ella en vez de salir del juego se iba adentrando cada vez más en el.
Veía a otros compañeros de asociación, que a pesar de entrar en ella en tan malas condiciones anímicas como cuando entramos nosotros, eran capaces de remontar la situación, y eso en vez de darme animo me hacia pensar que lo nuestro era un caso perdido, que no merecía la pena luchar más por ello, pues yo no podía hacer nada por solucionarlo y ella que si podía no quería.
Ese fue un tiempo muy duro que espero no tener que afrontar nunca más, y del que fui saliendo al darme cuenta de que no es que ella no quisiera, si no que no podía vencer su adición, que necesitaba un estimulo que aún no había encontrado, en el que aferrarse para poder salir, gracias a la paciencia y constancia ese estimulo por fin llego y las cosas empezaron a mejorar de forma constante hasta hoy en día, desde ese momento mi autoestima también ha crecido al comprobar que el esfuerzo realizado por todos a merecido la pena.
Hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario