Tema tratado el 29/11/12
Existen varios modos de referirse a las consecuencias de la ludopatía.
El jugador en activo. Que dependiendo de
la fase en que se encuentre su adición, lo verá también de distintas formas:
- El que está empezando, que tendrá la falsa sensación de que
     tan solo es una forma de pasar el tiempo, y que controla en todo momento
     lo que hace.
 - El que está en su fase digamos "terminal" en la que
     se siente completamente desesperado, no encuentra salida a esa situación y
     desea con toda su alma que alguien le ayude; aunque por vergüenza y
     remordimiento no se atreva a pedirlo directamente, pero si, indirectamente
     con su actitud.
 - El jugador recién ingresado en una asociación o grupo de
     autoayuda. Para el que aún es pronto para hacer balance de la situación,
     en muchos casos necesita un largo periodo de tiempo para asumir que es un
     enfermo, y se encuentra flotando en un mar de remordimientos por acciones
     pasadas; con muchísimas dudas respecto a si será capaz de conseguir lo que
     tantas veces ha intentado por si mismo, y que no ha sido capaz de llevar a
     cabo, o al menos de mantener en el tiempo. Para él su máxima preocupación
     es el dinero perdido.
 - El jugador que lleva un tiempo en rehabilitación. En este
     caso ya se ven las cosas de distinto modo (en ocasiones de forma
     precipitada) se tienen diversas sensaciones: de logros conseguidos, de
     liberación al pensar que realmente no se fue culpable de las malas
     actuaciones, de recuperación de parte de la autoestima, de ser
     autosuficiente en el desarrollo del día a día, de tranquilidad,… En una
     situación que aunque buena, en ocasiones resulta peligrosa porque conlleva
     una relajación en las medidas preventivas, que no siempre se esta
     capacitado para afrontar.
 - El jugador con un largo periodo de asistencia y
     aprovechamiento a las terapias de grupo. Ahora realmente se encuentra
     capacitado para emprender cualquier cosa que se proponga, sabe
     perfectamente que es lo que quiere y hace lo necesario para conseguirlo.
     Sus metas son más amplias y los retos a los que se enfrenta son más
     ambiciosos, ya no necesita fijarse tanto en el día a día y hace proyectos
     de futuro; como antes de empezar la rehabilitación, pero esta vez con
     altas posibilidades de conseguirlo y no meras especulaciones.
 
Y como no, la visión del familiar. Éste a
la par que el enfermo, también ha ido pasando por las distintas etapas del
hundimiento y posterior resurgir del ludópata, También a tenido esos miedos al
fracaso, en ocasiones mayores a los del propio enfermo, dado que la
desconfianza es mucha y el menor síntoma de peligro hace saltar las alarmas en
él, llegando en ocasiones a dificultar la recuperación del enfermo. Para el
familiar una mayores consecuencias de la ludopatía, viene dada por una perdida
de confianza, acompañada de un mayor entendimiento entre ambos, ha medida que
va pasando el tiempo, cumpliendo las medidas preventivas correctamente. Por
ejemplo, en mi caso no se si alguna vez llegare a tener una confianza completa en
lo referente a la ludopatía, pero de no ser en las terapias, y los diferentes
cursos, como el de habilidades sociales estoy seguro, nunca hubiese tratado con
mi pareja ciertos temas; al menos no con la misma profundidad.
Por lo tanto y aunque parezca sorprendente,
también hemos sacado algo positivo de todo esto, claro que lo ideal hubiese
sido lograrlo sin necesidad de pasar por todo ese largo tiempo de sufrimiento,
pero la vida es tal como viene y no como se desea.
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