jueves, 28 de febrero de 2013

Donde, cómo y cuando descubrimos ser ludópatas.


Bueno este es un tema que en principio debería ser desarrollado como es lógico por un ludópata. Yo en mi condición de familiar, lo que si puedo exponer es donde, cómo y cuando tuve conciencia plena de que mi esposa era ludópata, de lo que eso significaba para ella y por lo tanto para nuestra unidad familiar, y más en concreto para mi, cómo pareja suya.
¿Dónde? Sin ningún tipo de duda en la asociación de la que formamos parte, tanto ella como yo desde hace varios años, antes estuvimos en otra pero nunca nos sentimos integrados en ella, tan solo acudíamos, presenciábamos la terapia sin participar apenas y volvíamos a casa hasta la próxima sesión. Por supuesto la culpa de que esto fuese así, era nuestra por no participar más, en ningún momento pretendo echar la culpa de nada a esa otra asociación, pero por lo que fuera, el caso es que nunca llegamos a conectar con ella realmente, con lo que el fracaso fue estrepitoso. Como en nuestra ciudad existen varias alternativas después de un tiempo sin conseguir algo positivo decidimos ir a otra, en la que desde un principio al ser menor el volumen de socios y más especifica, pues solo se trata el juego patológico, nos encontramos más arropados y más acogidos.
¿Cómo y cuando? Tras otra nueva recaída, fue entonces cuando me di cuenta de que había algo más, todo eso que durante tanto tiempo había escuchado en los testimonios de los demás compañeros, y a los que yo siempre ponía algún pero, resulta que eran ellos los que estaban en lo cierto. No hacia más que preguntarme que es lo que había fallado esta vez, si ahora estábamos integrados, participábamos más y no faltábamos a ninguna terapia ¿qué era lo que fallaba? La respuesta es clara ¡nosotros! Si, nosotros. Que aunque parezca mentira después de tanto tiempo, todavía no lo habíamos tomado en serio, seguíamos pensando que los que estaban realmente mal eran los otros y que lo nuestro con un poco de precaución era bastante.
Por fortuna, nuestra forma de pensar y actuar en la actualidad no es la misma, somos conscientes de que la enfermedad es para siempre y por lo tanto debemos estar pendientes siempre de ella, pero también hemos aprendido que estar pendientes de ella y cumplir las normas preventivas, no quiere decir vivir en un agobio constante. Con el paso del tiempo se aprende a compatibilizar dicho cumplimiento, con una vida plena y normal.
Hasta pronto.

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