domingo, 23 de junio de 2013

¿Cuánto control debe ejercer el familiar?


 


Queda claro que el familiar debe ejercer un control sobre el ludópata en el inicio de la rehabilitación, pero ¿cómo y hasta cuando se debe efectuar este control?
Es paradójico como en la misma terapia se plantean dos deseos diametralmente opuestos sobre esta misma cuestión.



Por una parte nos encontramos con el enfermo que a punto de cumplir un año en la asociación y en vista de que no ha vuelto a jugar en ese tiempo, piensa que tiene todo bajo control por si mismo y por lo tanto el control por parte del familiar le parece prescindible, se siente agobiado y percibe una falta de confianza por parte del familiar hacia su rehabilitación, tal vez sin pararse a pensar que ese tiempo que para otras cosas podría parecer una eternidad, en esta enfermedad no pasa de ser más que una primera etapa en su rehabilitación.

Todavía queda mucho por hacer y mucho por recorrer, debería darse cuenta que son muchas las ocasiones en las que de una forma u otra, todos los buenos propósitos e intenciones de dejar atrás el mundo del juego resultaron fallidos, haciendo con ello que el familiar no sepa cuando debe bajar el nivel de control a ejercer. Es mucho el miedo que el familiar tiene a una nueva recaída… a un nuevo fracaso… a un nuevo engaño.

Por otra parte otro enfermo, esté con un amplio historial de recaídas a sus espaldas y con un no menos amplio historial de perdidas, dinero… tiempo… pero sobre todo de afecto. Esa es su más terrible perdida, los seres queridos que pasaron por su vida y tras una y otra decepción fueron quedándose atrás, solo y abatido, es ahora cuando hecha de menos ese control que siempre le exasperó, ese control que tantas veces eludió como pudo para poder hacer las cosas a su antojo y gana, sin dar cuenta a nadie de lo que hacia y deshacía.
Pero es sabido que el tiempo nos pone a todos en nuestro sitio y lugar, por eso en estos momentos y tras un periodo parecido al del otro enfermo, dándose una nueva oportunidad, no está dispuesto a fallarse de nuevo ni a él, ni aquellos que vuelven a depositar su confianza en él. Por eso esta vez está dispuesto a soportar los controles que sean necesarios, ya que no quiere perder nuevamente el tren de la compañía, ya ha viajado suficientemente en una angustiosa soledad.

Al igual que los enfermos necesitan tiempo para cambiando de hábitos y costumbres, centrarse en lo que realmente quieren hacer en su vida y como vivirla rodeados de los demás, el familiar necesita tiempo… mucho tiempo, para ver y convencerse de que efectivamente el enfermo esta haciendo las cosas bien, retomar una confianza perdida, es mucho más difícil que darla por primera vez, ya que siempre queda en el recuerdo lo ocurrido en el pasado. Lamentablemente es más fácil perdonar que olvidar, esto último es prácticamente imposible y por lo tanto se necesita de mucho más tiempo que unos meses para aprender a convivir con esos recuerdos que de forma recurrente nos dicen “cuidado, controla esa situación por si acaso”
Como ya he dicho en tantas ocasiones, un buen trabajo de rehabilitación y tiempo… mucho tiempo, terminará por traernos aquello que buscamos.
Hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario